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CONCIERTO 1 (1978)

Clave y orquesta de cámara

Trofeo Arpa de Oro de la Confederación de Cajas de Ahorro  -CECA- 1979

Seleccionada por RNE para la Tribuna  Internacional de Compositores de la  UNESCO, París 1979

P:        Clv Sol-2.2.0.0-2.2.0.0-2.2.0.0-2perc-cu            

D:        17 minutos

E:        Madrid, Teatro Real, V Concurso de Composición de la CECA, Homenaje a Conrado del Campo, 30 enero 1979

I:         Manuel Carra. Conjunto Instrumental de Madrid. José María Franco Gil

G:        Grabación Radio Nacional de España. 

           LP RCA RL-35335 (2), - Madrid 1981

Ed:      Editorial Arambol

Comentario del autor:

CONCIERTO 1, nace como consecuencia de una mirada hacia atrás, hacia el pasado, no para reconstruirlo, aún menos para imitarlo (en el sentido estrictamente musical), pero en buena lógica, esta mirada reprospectiva sobre la aparición del CONCIERTO, sus peculiaridades más significativas, su trayectoria.., influyeron, sin duda, en la conformación de esta obra, como de hecho influye todo aquello que nos rodea, a veces sin pedir permiso. Al planificar este trabajo me propuse, entre otras cosas, eludir el contraste existente entre lo personal e impersonal, aspectos que tipifican el significado de la palabra Concierto.

Este planteamiento lleva implícito un máximo de exigencias, tanto en la parte creativa como en la interpretativa, especialmente en esta última, al pretender que cada instrumento se mueve dentro de sus propias características y con absoluta personalidad. El entramado sonoro, derivado, en parte, del protagonismo de cada instrumento, debe ofrecer al auditor la peculiar expresión de los pequeños grupos instrumentales, unida a esa sensación de transparencia total inherente a la música de cámara, evidentemente, quizá muy particularmente, en CONCIERTO 1.

Los instrumentos que lo integran son: 2 flautas; 2 oboes; 2 clarinetes en Si bemol; 2 fagotes; 2 trompas en fa; 2 trompetas en do; 2 percusionistas; clavicémbalo; 3 violines primeros; 3 violines segundos; 2 violas; 1 violonchelo y 1 contrabajo. 1978

Otros datos: 

Presentado al Concurso de la Comisaria de la Música el 20.03.1974 con el lema Libertas-Libertatis, escrita en 1971, y luego convertida en el Concierto 1 en 1978

CONCIERTO IMAGINANTE (1983/1984)

Violín y orquesta sinfónica

Premio Internacional Reina Sofía de Composición Musical 1984 . Fundación Ferrer Salat

Dedicada a Félix Guijarro

P:        Vl Sol-2.2.3.ci-rqto.2.1.3.1-4.4.3.1-tim-3perc-p-cu           

D:        25 minutos

E:        Madrid, Teatro Real, 3 abril 1986

I:         Agustín León Ara. Orquesta Sinfónica de RTVE. Miguel Ángel Gómez Martínez

G:        Grabación Radio Nacional de España. Retransmisión Televisión Española

           CD RTVE 65187 Madrid, 2003 – Orquesta Sinfónica de RTVE . Miguel Ángel Gómez Martínez

Ed:      Editorial Arambol

Comentario del autor:

El primer pensamiento en relación al CONCIERTO IMAGINANTE para violín y orquesta, tuvo su origen en el Premio Reina Sofía de composición. El fue el tema conductor que dio vida al Concierto.

Escrito entre finales del 83 y principios del 84, se configura en dos partes y se desenvuelve dentro de una ideación de protagonismo tanto para el violín como para la orquesta, aunque elevado tal vez, en lo que al primero se refiere, a una situación extrema, a una escritura de auténtica virtuosidad, sin que, por otro lado, la segunda se vea disminuida en sus funciones. Al contrario, la orquesta se beneficia del virtuosismo y de la intencionalidad del instrumento solista puesto que a través de él se crea un contexto dialogante, activo, donde unos y otros hacen y dejan hacer. 1984

Comentario del autor:

Los primeros balbuceos de esta pieza tuvieron su origen en el Premio Reina Sofía. Se fundamentaron, sobre todo, en su intencionalidad, en lo que a todas luces fue una idea feliz, que venía a estimular y a expandir  la creación española. Así, con este impulso, comencé a meditar, a esbozar posibilidades, a ver qué podría hacer dentro de lo que las bases recomendaban  que en aquella oportunidad hacían referencia a una obra para orquesta sinfónica con o sin solista.

Después de algunas vacilaciones me incliné por un solista, inclinación que nunca he podido justificar plenamente, aunque sí admitir que se alzaba con más fuerza en relación al resto de las posibilidades, ¿tal vez debido a una mayor afinidad con mis intuiciones?. No sabría dar una respuesta convincente, lo único claro es la existencia de la partitura y que, a partir de la convocatoria difundida por la Fundación Ferrer Salat – Institución creadora del citado Reina Sofía – empezaron a surgir ideas, a materializarse el proceso en búsqueda de elementos sonoros y su conjugación en el entramado general, en esa especie de tapiz donde cada nota y a cada instrumento le está reservado un determinado lugar, solo que ¿ cómo puede verse ese lugar?. Esta es la incógnita que me acompaña en todas las obras, la dificultad que me hace pensar y repensar hasta encontrar, dentro de lo que me ha sido dado, la posible solución.

El CONCIERTO IMAGINANTE, lo escribí entre finales del 83 y principios del 84. Se configura en dos partes y se desenvuelve en una línea de protagonismo tanto para el violín como para la orquesta. La escritura del primero es de un auténtico virtuosismo y la de la segunda también participa de ese mismo espíritu. Ambos colaboran en la creación de un contexto dialogante, activo, donde unos y otros hablan y dejan hablar.

En este sentido y a título de ejemplo, quizá sea útil referir alguno de los momentos que se producen en la segunda parte y que probablemente el más elocuente sea justo el que abre esta sección. Aquí el violín solista partiendo de los diseños melódicos, a modo de ostinato, que van trenzando un grupo de instrumentos – flautas, oboes, corno inglés, violas y violoncellos - , se eleva a cotas prioritarias con un canto que más adelante dará pie a un nuevo tema, en estilo fugado, expuesto por toda la orquesta, sobre el cual el solista glosará, bajo un concepto de variación constante ,aquello que la orquesta está diciendo, pero impregnado de un carácter deambulante – como si flotase en el ambiente -, inmerso, diría yo, en el terreno de lo mímico.

Mi concierto para violín y orquesta quiere ser un homenaje a todas aquellas personas inquietas, sugerentes, imaginativas, que día a día propician nuevos estímulos. Entre ellas un familiar querido, Félix Guijarro, que ya no está junto a sus allegados. Marzo 1986

CONCIERTO DE AMOR (1986)

Violoncello y orquesta sinfónica

P:        Vc Sol-1.2.2.ci-rqto.2.1.3.1-4.3.3.1-tim-3perc-cel-arp-p-cu           

D:        30 minutos

E:        Madrid, Teatro Real, 22 abril 1988

I:         Pedro Corostola. Orquesta Nacional de España. Jesús López Cobos

G:        Grabación Radio Nacional de España

           CD Iberoautor  SAO 1211 , Madrid 2006 – Orquesta Filarmónica de Malaga . Pascual Osa

En:      Encargo Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música- INAEM

Ed:      Editorial Arambol

Comentario del autor:

Esta obra que en su día vino a incrementar mi producción para instrumentos solistas y orquesta, quiere ser un canto al  amor  ( tal vez un homenaje), a esa palabra mágica llena de ilusión, de ternura, de apasionamiento ..., que nos envuelve en cada instante, en cada rincón. Su mensaje se eleva por encima del tiempo, no sabe de épocas ni lugares, ¡siempre está vivo!, y se instala allá donde mejor le parece. En ocasiones no es sino un susurro que camina y camina, pero en otras pasa a ser una voz poderosa que oímos por doquier, como esos grandes acontecimientos que por su importancia van de boca en boca, de pensamiento en pensamiento. Así, con esta temática, llegué a imaginar una obra que emanase, tanto en el concepto como en la estructura, de esa legendaria y mítica palabra: AMOR.

Los sonidos que abren el concierto se presentan como algo indefinido - alejados de lo que más adelante será la concreción del canto - en las regiones más elevadas de la orquesta, desde donde camina sin prisa y en libertad hacia el extremo opuesto con la intención de crear un clima que partiendo de las cimas se adentre en la intensidad y la profundidad. Arrancando justo de esta zona más grave comienza la andadura el violonchelo solista, si bien el sendero a recorrer será exactamente el contrario al del conjunto orquestal : los primeros balbuceos cantables se producirán de abajo hacia arriba, siendo contestados por la orquesta en sus lados agudo y grave, en una intervención de carácter rítmico.

Esta parte nos introduce en el primer canto en fortísimo de la masa orquestal, cuya culminación se ve precedida de una especie de pedal que nos situará dentro de un juego de arabescos sonoros que servirán de soporte al que yo ví como pre-canto o premonición del que luego emergería con - creo que así puede definirse -, dos grupos instrumentales llevan a cabo, en funciones de ostinato alternante, una pincelada  lírico-rítmico-armónica que deberá ofrecer un cierto matiz fluctuante y una predisposición al diálogo con el protagonista del canto donde, a medida que se aproxima a la recta final, se da una paulatina acumulación de sonidos que la orquesta recoge y expande a una determinada distancia y siempre dentro de ese juego de los grupos instrumentales. Luego toda la masa orquestal se da cita en la exposición de la pincelada lírico-rítmico-armónica  para, más adelante, tornar al canto, aunque en esta oportunidad su clímax desembocará en una nueva configuración del todo orquestal, que paso a paso irá decreciendo en dirección a la cadencia del concertista. Esta sirve de puente entre las dos partes fundamentales del concierto, constituidas por otras de menor duración y animadas en todos los casos por una inquietud de continuismo de principio a fin.

La segunda parte (pregunta - respuesta) distribuida  entre  el  violonchelista  y  la  centuria ya ampliada en el tiempo con cuantas variantes estimé oportuno. Este espíritu o, si se quiere, este modo de ordenación sonora, nos devuelve todavía  una vez más al relieve orquestal, a una propuesta vigorosa y brillante plasmada a través de una nueva idea que, en su declive, irá acomodándose poco a poco a la reaparición del llamado canto principal en su tercera andadura. Con él concluye la obra en un intento de recapitulación, de recuerdo continuado al leit - motiv, a ese vocablo mágico que con su encanto, su poder, su dulzura y también con sus incontrolados desencantos dio vida a este CONCIERTO DE AMOR.

Dicho esto, y a modo de broche final, es mi deseo traer a este contexto a ilustres cantores de la lírica  universal.

           

      RIMAS

 

Asomaba a sus ojos una lágrima

Y a mis labios una frase de perdón;

Habló el orgullo y se enjugó su llanto,

Y la frase en mis labios expiró.

Yo  voy por un camino, ella por otro.

Pero al pensar en nuestro mutuo amor,

Yo digo aún:”¿Por qué callé aquel día?”.

Y ella dirá: “¿Por qué no lloré yo?.

Gustavo Adolfo Becquer

                                                                                                                                                              

                CANCIONES DEL ALMA

 

En una noche oscura

Con ansias en amores inflamada,

¡oh dichosa vantura!

Salí sin ser notada,

Estando ya mi casa sosegada.

A oscuras, y segura

Por la secreta escala disfrazada,

¡oh dichosa ventura!

A oscuras, y en celada,

Estando ya mi casa sosegada.

En la noche dichosa

en secreto, que nadie me veía,

ni ya miraba cosa,

sin otra luz y guía,

sino la que en el corazón ardía.

Aquesta me guiaba

Más cierto que la luz del mediodía,

Adonde me esperaba,

Quien yo bien me sabía,

En parte donde nadie parecía.

¡Oh noche que guiaste,

Oh noche amable más que la alborada;

Oh noche que juntaste

Amado con amada,

Amada en el Amado transformada!.

En mi pecho florido,

Que entero para él solo se guardaba,

Allí quedó dormido,

Y yo le regalaba,

Y el ventalle de cedros aire daba.

El aire de el almena

Cuando yo sus cabellos esparcía,

Con su mano serena

En mi cuello hería,

Y todos mis sentidos suspendía.

Quédeme, y olvídeme,

El rostro recliné sobre el Amado;

Cesó todo y déjeme,

Dejando mi cuidado

Entre las azucenas olvidado.

                                                    San Juan de la Cruz      1986

Comentario del autor con ocasión del Concierto de Amor en Palma de Mallorca 28.01.1994:

UN HOMENAJE AL AMOR   (TAL VEZ)

<El amor se instala allá donde mejor le parece. En ocasiones no es sino un susurro que camina y camina>

Esta obra que en su día vino a incrementar mi producción para instrumentos solistas y orquesta, quiere ser un canto al amor (tal vez un homenaje), a esa palabra mágica llena de ilusión, de ternura, de apasionamiento..., que nos envuelve en cada instante, en cada rincón. Su mensaje se eleva por encima del tiempo, no sabe de épocas ni lugares, ¡siempre está vivo!, y se instala allá donde mejor le parece. En ocasiones no es sino un susurro que camina y camina, pero en otras pasa a ser una voz poderosa que oímos por doquier, como esos grandes acontecimientos que por su importancia van de boca en boca, de pensamiento en pensamiento. Así, con esta temática, llegué a imaginar una obra que emanase, tanto en el concepto como en la estructura, de esa legendaria y mítica palabra Amor.

Los sonidos que abren el concierto se presentan como algo indefinido – alejados de lo que más adelante será la concreción del canto – en  las regiones más elevadas de la orquesta, desde donde camina sin prisa y en libertad hacia el extremo opuesto con la intención de crear un clima que partiendo de las cimas se adentre en la intensidad y la profundidad. Arrancando justo de esta zona más grave de la centuria comienza la andadura del violoncello solista, si bien  el sendero a recorrer será exactamente el contrario al del conjunto orquestal: los primeros balbuceos cantables se producirán de abajo hacia arriba, siendo contestados por la orquesta en sus lados agudo y grave, en una intervención de carácter rítmico.

Esta parte que nos introduce en el primer canto es fortísimo de la masa orquestal, cuya culminación se ve precedida de una especie de pedal que nos situará dentro de un juego de arabescos sonoros que servirán de soporte al que yo vi como pre-canto o premonición del que luego emergería con (creo que así puede definirse), dos grupos instrumentales llevan a cabo, en funciones de ostinato alternante, una pincelada lirico-rítmico-armónica, que deberá ofrecer un cierto matiz fluctuante y una predisposición al diálogo con el protagonista del canto donde, a medida que se aproxima a la recta final, se da una paulatina acumulación de sonidos que la orquesta recoge y expande a una determinada distancia y siempre dentro de ese juego de los grupos instrumentales. Luego toda la masa orquestal se da cita en la exposición de la pincelada lirico-rítmico-armónica, para, más adelante, tornar al canto, aunque en esta oportunidad su clímax desembocará en una nueva configuración del todo orquestal, que paso a paso irá decreciendo en dirección a la decadencia  del concertista. Esta, sirve de puente entre las dos partes fundamentales del concierto, constituidas por otras de menos duración y animadas en todos los casos por una inquietud de continuismo de principio a fin.

La segunda parte se inicia con una primicia temática de escasa duración (pregunta-respuesta) distribuida entre el violonchelista y la centuria y ampliada en el tiempo con cuantas variantes estimé oportuno. Este espíritu o, si se quiere, este modo de ordenación sonora, nos devuelve todavía una vez más  el relieve orquestal, a una propuesta vigorosa y brillante plasmada a través de una nueva idea que, en su declive, irá acomodándose poco a poco a la reaparición del llamado canto principal en su tercera andadura. Con él concluye la obra en un intento de recapitulación, de recuerdo continuado al leit-motiv, a ese vocablo mágico que con su encanto, su poder, su dulzura y también con sus incontrolados desencantos dio vida a este “Concierto de Amor”. Enero, 1994

 

 

 

CONCIERTO MEDITERRÁNEO (1987)

Trompeta y Orquesta sinfónica

Dedicada a José Ortí

P:        Tpta Sol-0.4.2.ci-2.1.2.1-4.3.3.1-tim-3perc-arp-cu            

D:        25 minutos

E:        Alicante, Teatro Principal, III Festival de Música Contemporánea, 14 septiembre 1987

I:         José Ortí Soriano. Orquesta Nacional de España. Víctor Pablo Pérez

G:        Grabación Radio Nacional de España

En:      Encargo  Centro para la Difusión de la Música Contemporánea  CDMC 

Ed:      Editorial Arambol

Comentario del autor:

Escrito para trompeta solista y orquesta, el CONCIERTO MEDITERRANEO es el resultado de un encargo formulado por el Centro para la Difusión de la Música Contemporánea, en el año 1987, con destino al III Festival Internacional de Música Contemporánea de Alicante.

Cada vez  que pienso en la creación de una nueva obra, siento la inclinación, la necesidad quizá, de hallar fuentes de inspiración que se adentren, bien en los parajes de la cultura, bien en los de la naturaleza o en aquellos que nos envuelven día  tras día.

El Mare Nostrum de los romanos, ese Mediterráneo de la cultura, de la historia, del comercio.., ese mar tranquilo y entrañable de la luminosidad,de las costas rocosas y recortadas, de la Europa del Sur.., capaz de irradiar influencias de todo tipo sobre aquellos pueblos acariciados por sus aguas azules, ha sido el impulsor que ha dado vida a este CONCIERTO MEDITERRANEO, dedicado a José Ortí, trompeta solista de la Orquesta Nacional de España.

Las pretensiones e ilusiones fueron numerosas, si bien las que en realidad están inmersas en esta partitura no fueron sino las de crear un canto al Mediterráneo, un canto dicho por el instrumento solista las más de las veces, aunque sin dejar de lado a la orquesta, protagonista también en el decir con idéntica pasión y brillo que la trompeta, cuyas virtudes - personalidad, modo de expresión, timbre - me parecieron las

más indicadas para llevar a cabo este proyecto.

Sirvan como broche final los versos de nuestro Juan Ramón Jiménez , poeta universal de la lírica española, cantor del mar - de todos los mares- con las delicias de su imaginación:                                                                             

 

La tierra lleva por la tierra

Mas tú, mar,  llevas por el cielo.           

Con qué seguridad de luz de plata

y oro

nos marcan las estrellas la ruta! –

Se diría   que es la tierra

el camino del cuerpo,

que el mar es el camino

del alma -.

Si, parece

que es el alma la sola viajera

del mar, que el cuerpo ,solo

se quedó allá en las playas,

sin ella, despidiéndola,

pesado, frío, igual que muerto.

¡Qué semejante

el viaje del mar al de la muerte,

  al de la eterna vida!.

Oh mar, cielo rebelde

caído de los cielos! .       1999

CONCIERTO DE OTOÑO (1989)

Corno inglés y orquesta clásica

P:        Ci Sol-0.2.2.0-2.0.2.0-4.2.2.1-tim- 2perc-cu            

D:        33 minutos

E:        Madrid, Auditorio Nacional de Música, VI Festival de Otoño, 26 octubre 1989

I:         Pierre Carrette. Orquesta Filarmónica de Estrasburgo. Theodor Guschlbauer

G:        Grabación Radio Nacional de España

En:      Encargo VI Festival de Otoño de la  Comunidad de Madrid 1989

Ed:      Editorial Arambol

Comentario del autor:

El nacimiento de mi CONCIERTO DE OTOÑO, para corno inglés y orquesta, ha venido marcado por un cúmulo de circunstancias que, sin duda, me propiciaron el vehículo idóneo para su creación: por una parte, el hecho de que el Festival de Otoño de Madrid -a través de su director, José Maria González Sinde -,  me honrase con el encargo de una obra para ser estrenada dentro de su habitual marco de actividades, lo que me llevó a pensar  en que esta partitura debía ser un homenaje al propio Festival y por otra, la posibilidad de satisfacer la ilusión, muy querida por mí, de fundamentar la pieza en la tercera estación del año.

Estos impulsos creativos con origen en la naturaleza han estado presentes ya en anteriores obras, tal es el caso del PRELUDIO DE VERANO (1977) y del CUARTETRO DE PRIMAVERA (1988), y si bien entre ambas ha mediado un periodo de once años, sin embargo, el CUARTEO DE PRIMAVERA y este CONCIERTO DE OTOÑO surgen con apenas unos meses de diferencia. A este respecto, creo que no estaría de más señalar que mi intención en estos instantes es abordar lo antes posible la partitura dedicada a la estación invernal, completando así uno de los más bellos ciclos que nos ofrece la naturaleza.

Si para el verano escogí un sexteto de percusión y para la primavera un cuarteto de cuerda como los más adecuados para lo que deseaba expresar, en esta nueva obra, la elección del corno inglés como solista y cantor del Otoño se debió a las cualidades de este instrumento -a veces aterciopeladas, íntimas, siempre expresivas; a veces con ciertos tintes de rudeza e intensidad- que le confieren una coloración muy especial. También he intentado que dichas cualidades se vean apoyadas, e incluso acentuadas, por esa magia, sutileza y poderío de la voz orquestal.

La obra consta de tres partes bien diferenciadas musicalmente pero que se ejecutan sin ninguna pausa entre ellas. La primera se une a la segunda por medio de la orquesta y ésta a la tercera a través de la cadencia del corno inglés. Este continuismo en la ejecución de las partituras no es en absoluto casual, sino que, por el contrario, es un modo de hacer patente en la mayoría de mis últimos trabajos que refleja el convencimiento personal de que la separación entre movimientos suele llevar a una ruptura que, en la mayoría de los caso, sólo sirve para relajar y distraer la atención  de los oyentes, alejándoles del mensaje en el cual se hallaban inmersos.

 Por lo que respecta al contenido argumental, el CONCIERTO DE OTOÑO se inspira en las características propias de esta época del año, en la que la naturaleza derrocha un último esfuerzo de vitalidad antes del obligado descanso invernal, desplegando todo un universo cromático dominado por los ocres, rojizos, amarillos, grises, verdes oscurecidos por el paso del tiempo..., todos ellos envueltos en el resplandor transparente que producen las  gotas de lluvia;  creando  formas suaves,  subyugantes,  aterciopeladas,  no  exentas de contrastes  y matices y despidiendo olores fuertes, penetrantes, masculinos, que invitan a la meditación.

No soy, sin embargo, el más adecuado para describir las proezas de la estación invernal, por eso quiero recurrir a las sabias palabras de nuestros poetas, que la vieron y sintieron así:                                                                 

 

Sentimiento de Otoño

                                                                               ... Hay formas transparentes por el valle

                                                                              embeleso en las fuentes,

                                                                              y entre el vasto aire pálido ya brillan

                                                                              unas celestes alas...

                                                                                                                          Luis Cernuda   (Antología poética)

                               

 El sol triste de noviembre

                                                                               ... Los árboles son amigos

                                                                              de mi alma y se diría

                                                                              que tiene para mi alma

                                                                              no sé qué coplas idílicas...                                    

                                                                                                                           Juan Ramón Jiménez (DeAriasTristes-Antologíapoética)

 Anteotoño

                                                                                ... !Qué de recuerdos

                                                                               - cuántos colores!-

                                                                                ! Qué bien, belleza,

                                                                               te descompones! ...

                                                                                                                          Juan Ramón Jiménez (De Poesía -Antología poética 2 )

Mañana alegre de otoño

                                                                               ... Mañana alegre de otoño;

                                                                               cielo azul, y  sobre el cielo

                                                                               azul las hojas de oro

                                                                               de los jardines enfermos...

                                                                               ... El cielo azul cada instante

                                                                               es más azul; y yo siento

                                                                               que en la mañana hay fragancias

                                                                               aunque no haya flores; veo

                                                                               temblar a las hojas secas,

                                                                               y los jardines enfermos

                                                                               se inundan para mi alma

                                                                               de músicas y aleteos...

                                                                                                                            Juan Ramón Jiménez (De Arias Tristes - Antología poética 1)

Agosto 1989

CONCIERTO DEL ESCORIAL (1990)

Violín y orquesta de cuerda

Dedicada a Víctor Martín en su 50 aniversario

P:        Vl Sol-5.4.3.3.2    ó   6.5.4.4.3           

D:        26 minutos

E:        Madrid, Auditorio Nacional de Música, II Ciclo de la ONE de Música Española, 16 enero 1991

I:         Víctor Martín. Orquesta Nacional de España. José Luis Temes

Ed:      Editorial Arambol

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Comentario del autor:

No es ninguna casualidad el título de este concierto llamado “Del Escorial” y ello por varias razones. Ya en otras oportunidades he escrito sobre los vínculos y las vivencias que desde mi juventud he mantenido con este lugar, primero como alumno del que fuera ilustre musicólogo e incansable investigador, el Padre Samuel Rubio; después por la amistad que me une desde aquel entonces a la comunidad agustiniana escurialense y, finalmente, como, observador de las magnificencias de una de las obras arquitectónicas más bellas del mundo.

Hace varios años que venía contemplando la posibilidad de hacer algo relacionado con esta importante y fructífera etapa de mi vida, algo que me permitiera comunicar, como en una suerte de homenaje, mi admiración por este entorno que tanto supuso para mi. Tras un largo deambular entre ilusiones y realidades, me parece haber encontrado el medio de expresión más idóneo para llevar a término todo aquel cúmulo de ideas y que no es otro sino un instrumento solista, el violín, y una orquesta de cuerda. Así surgió este CONCIERTO DEL ESCORIAL, una pieza formulada en dos partes enlazadas entre sí a través de la cadencia del instrumento protagonista.

La primera parte se inspira en las músicas que constituyeron y constituyen el riquísimo patrimonio sonoro del Monasterio, especialmente en aquellas que vieron la luz en el siglo XVIII,  auténtica época dorada del Real Sitio en materia musical. Compositores como Juan de Aleajos, Matías Cardona, Santiago Ferrer, Fray Vicente Julián, Gabriel de Moratilla, Pablo Ramonada y, sobre todo, Antonio Soler, no sólo habitaron sus paredes siendo maestros de capilla, con todo lo que el cargo significaba, sino que también se convirtieron en el auténtico motor impulsor de la música española en un siglo caracterizado por una impresionante fecundidad en todas las artes.

Así mismo, y por su condición de músicos de la corte, José de Nebra y Domenico Scarlatti  mantuvieron una relación constante con El Escorial, dejando una impronta personal que contribuyó en mucho al desarrollo musical del momento.

La música se convirtió así en heredera de una atención de la que anteriormente habían gozado otras actividades artísticas. Desde su construcción, el Monasterio protagonizó una vida cultural en continuo apogeo, siendo un centro de mecenazgo en el que trabajaron los mejores pintores y arquitectos de los siglos XVI u XVII.   Generó, igualmente, una de las bibliotecas más completas y versátiles del siglo XVI, nacida gracias a las donaciones del monarca Felipe II y enriquecida por sus constantes adquisiciones, hasta el punto de considerarse la competidora más directa de la biblioteca del Vaticano.

Con este legado comienza la andadura de este CONCIERTO DEL ESCORIAL, más no se deben buscar en él las citas expresas y fieles a los creadores antes mencionados puesto que en ningún momento he recurrido a ellas. Sí he intentado, sin embargo, recrear el espíritu y la expresión de aquel tiempo, procurando comunicar su mensaje desde una perspectiva actual.

Después de la personal exposición del violín solista en la cadencia, se da paso a la segunda parte del concierto, orientada hacia un matiz contemplativo del propio edificio, esta vez desde mi admiración por el logro humano y artístico que es esa joya de la arquitectura universal. El equilibrio de sus proporciones le confiere un aspecto majestuoso que rezuma serenidad por todos sus ángulos. El estilo grecorromano que predomina en sus líneas le da la sobriedad y sencillez que sirven incluso para resaltar su elegancia y grandeza. Los materiales empleados en su edificación, granito y pizarra, ofrecen la sensación de ser algo sentado en la tierra hasta llegar a formar un conjunto perfectamente ensamblado con el paraje en el que se erige. Son, en suma, una serie de cualidades a las que pretendo rendir homenaje partiendo de unas experiencias que tal vez sean muy próximas a las que han sentido, siente, o sentirán la mayoría de las personal que día a día se acercan a contemplar tales excelencias.

El CONCIERTO DEL ESCORIAL está dedicado a Víctor Martín, gran violinista y gran músico, con una ya larga y maravillosa andadura artística merecedora, a todas luces, de las mayores estimas. La obra se estrenó en el Auditorio Nacional de Música de Madrid, el 16 de enero de 1991. 1991

Portada de Concierto Mediterráneo

realizada por Mónica Guijarro

Portada de Concierto del Escorial

realizada por Mónica Guijarro

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