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NOTAS PARA EL  I CICLO DE MÚSICA CONTEMPORÁNEA IBEROAMERICANA

 

Incluido en el programa general de los conciertos patrocinados por la Fundación Alianza Hispánica

Concierto celebrado en el Ateneo de Madrid

Madrid 15 marzo 2015

Obra programada: SONATA 12

 

 La Fundación Alianza Hispánica, que ha tenido la generosidad de nombrarme primer socio de honor, ha emprendido el muy loable pero  no sencillo camino de difundir la obra y el pensamiento de los creadores españoles e iberoamericanos. De este empeño nace el < I CICLO DE MÚSICA CONTEMPORÁNEA>, con una oferta de seis conciertos en los que tendremos oportunidad de escuchar obras de cuarenta y seis compositores en la interpretación de dieciocho artistas, Y lo hacen ofreciendo seis estrenos absolutos y cuatro estrenos en España, en el marco de una institución como el Ateneo de Madrid, cuna de la actividad creadora española e internacional desde su inauguración en 1835 como institución cultural privada. Es un lujo para mí formar parte de esta iniciativa que, no sólo tiene mi apoyo entusiasta, sino mi más sincero aplauso para  que este ciclo sea el comienzo de una larga y fructífera andadura en el tiempo. Madrid , 15 marzo de 2015

APOYO A MANUEL DOSANTOS – DIRECTOR DE LA ACADEMIA DE MÚSICA  DE   GUARDO   (PALENCIA) (2012)

 

Escrito para el libro que la Academia de Música de Guardo dedicó a Manuel Dossantos – Junio 2012

 

 Recuerdo que cuando empecé a estudiar música, después de mis primeros avances con Pepe el vasco, tenía que cubrir los cuatro kilómetros que separaban mi casa de mi profesor, Don Luis Guzmán. Y podía considerarme afortunado por tener un profesor tan cerca. Otra cuestión eran las oportunidades de desarrollo y de promoción que ya estaban lejos del lugar.

Cuando tuve ocasión de entrar en contacto con Manolín – me permito llamarte así por el afecto que te profeso – me di cuenta de lo afortunados que son ahora los niños y niñas de la montaña palentina, que ven en ti a una persona entusiasta que ha sido capaz de poner en juego todo un mundo de posibilidades musicales en un entorno a priori adverso pero que está sembrando una semilla importante. Es un éxito muy considerable que compartes con varias otras personas y un camino que te invito a no abandonar nunca porque, a la larga, dará unos frutos apetitosos. Y recuerdo también con emoción el sentido homenaje que recibí de vuestra parte o el celo y el cariño puesto con dos de mis obras: ese juvenil pasodoble “Brisas de Amanecer” o el “Himno a Guardo”. Sólo puedo transmitirte mis mejore deseos y que sigas adelante con  el mismo ánimo que hasta ahora. Junio 2012

LA GUITARRA  ESPAÑOLA Y ANDRÉS BATISTA

 

Prólogo al libro “Temas andaluces y flamencos” – Madrid 2011

 

El maestro Batista, es un artista inquieto, imaginativo.., incapaz de detenerse ante las dificultades del día a día. Todos somos conscientes de la alegrias y las penas inherentes a los caminos del arte. Andrés ha superado y seguirá superando, ese mar de obstáculos que anida en el océano artístico, una realidad envolvente, arrolladora y sin  huida posible. Él es, por ello, un especialista sorteando impedimentos, incluso aquellos que aparentemente se muestran como insalvables. El antídoto contra tales miserias Batista lo fundamenta en el esfuerzo, en la plena dedicación y en el saber.

               

Interpretación

 

                En este capítulo ha conseguido situarse entre los sobresalientes de la escena concertística, en la de las grabaciones discográficas y en el acompañamiento a las grandes figuras del baile: Carmen Amaya, Antonio “El Farruco”, Vicente Escudero, María Marquez... y, en el universo de la voz: Fernando “El Terremoto”, Antonio “El Chocolate”, Roque “Jarrito”, José Salazar...   Con todos ellos, nuestro singular guitarrista estableció colaboraciones de alto calado dentro de un tándem enaltecedor del baile y cante flamentos

 

Pedagogía

 

                Su trayectoria pedagógica se ha distinguido, sobremanera, por la consecución de un puesto de honor para la guitarra flamenca en el panorama educativo .  Sin perder de vista los múltiples cursos y conferencias impartidos en Conservatorios, Centros Culturales, y Universidades, en distintos países europeos y americanos. Otra de las aportaciones relevantes de Andrés Batista es, sin lugar a dudas, la difusión del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, tal y como la UNESCO ha definido a su queridísimo flamenco. Una especialidad rebosante de magia con un poder de comunicación realmente asombroso. Sus mensajes navegan por el mundo desde hace varias décadas, cautivando a millares y millares de seres humanos en lo más hondo de sus sentimientos. Emociones plenamente compartidas por el admirado compositor e intérprete, Andrés Batista, porque también en su caso el Flamenco emerge de sus propias entrañas para convertirse en un manantial de fascinantes perfumes, lo que yo he denominado en diversas oportunidades como AROMAS DEL SUR

 

Creación

 

                La vertiente creativa del maestro Batista circula por las sendas de los investigadores, con la mirada puesta en la elevación a un primer estadio de las riquezas del patrimonio musical del pueblo andaluz. Un patrimonio extenso, extraordinario y sugerente, perfumado, las más de las veces, por el embrujo del universal Flamenco. Han sido muchos los compositores que han bebido de esas fuenes, entre los que se halla Andrés Batista. En su caso se trata de una temática muy viva a lo largo de su recorrido artístico estando presente en la inmena mayoria de sus creaciones. Los frutos obtenidos han sido y continúan siendo ampliamente elogiados por los profesionales y melómanos.

 

“Temas andaluces y flamencos”, creada recientemente y de inmediata publicación, participa de lleno en la filosofia de sus antecesoras, entre las cuales, hay algunas que han alcanzado la quinta, sexta y novena edición, dentro de un panorama con frecuencia en escasa sensibilidad hacia el arte de los sonidos. Esta circunstancia refleja fielmente los aciertos de tales publicaciones.

 

                La obra, al igual que sus predecesoras, se adentra plenamente en las  ilusiones del maestro Batista que podrían resumirse del siguiente modo: proximidad, conocimiento, expansión, ayuda y amor. Un manojo de ideas maravillosas coloreadas por la sabiduría.

CARTA DE APOYO A  ANDRZEJ KARASIUK  (contrabajo)

 

Solicitado por el intérprete como recomendación

               

Conocí al contrabajista Andrzej Karasiuk, en la década de los 80, cuando pertenecía a la plantilla de la Orquesta Nacional de España (ONE).

Sus cualidades artísticas me incitaron a componer mi “Sonata 11”, para piano y contrabajo, obra que estrenó junto al pianista Agustín Serrano, en el Centro Reina Sofía de Madrid y llevada  por numerosas ciudades formando parte de su repertorio.

Unos años más tarde, me encargó “Lecturas de la naturaleza”, para viola, violoncello y contrabajo, para ser ejecutada por el trío BASSO fundado por él . Igualmente se interpretó en repetidas ocasiones con gran aceptación del público.

 En todos estos años, su dedicación a la música, tanto como integrante de agrupaciones, como solista y, a la vez, como pedagogo, no han hecho más que demostrar que sus dotes como músico y como persona son de un extraordinario nivel.

 Por todo ello creo que es merecedor de los mayores reconocimientos profesionales como personales. Madrid, septiembre 2011

 

 

ANTONIO GUZMÁN RICIS (Barcarrota (Badajoz), 30 de abril de 1896 / Palencia, 22 de julio de 1944)

 

Prólogo para el libro”La Obra Coral Palentina del compositor Guzmán Ricis” escrita por Luis Guzmán Rubio y Carlos A. Porro. Editada por la Diputación de Palencia en 2011- Enero de 2011

 

Antonio Guzmán Ricis fue un artista nacido en el corazón de la música, a la que dedicó lo mejor de sus cualidades: pasión, amor, sabiduría..., y el pleno reconocimiento como arte supremo. Dicha palabra (arte) salía de su boca permanentemente como un elemento de superación, de alegría…, algo que le invitaba a seguir adelante, a superar las dificultades, a dejarse llevar por el encanto de los sonidos, una especie de droga que camina siempre al lado de los artistas y que una vez dentro de uno mismo, ya es prácticamente imposible su abandono. El maestro Guzmán Ricis era consciente de esa realidad y como consecuencia nunca la abandonó, al contrario, la fomentaba, la cuidaba... como si fuese uno de sus grandes amores.

Don Antonio, según sus propias palabras, se entera de un modo providencial de que existe una vacante de Director de la Banda Municipal de Música de Palencia. Con tal motivo, y con fecha 20 de julio de 1924, envía la instancia pertinente al Excmo. Ayuntamiento de dicha ciudad. Las oposiciones se empiezan a celebrar el día 28 de ese mes de julio en el Real Conservatorio de Música y Declamación de Madrid y terminan con un resultado positivo para el aspirante, puesto que obtiene la plaza por decisión unánime del jurado, plaza de la que toma posesión en el mes de agosto.

Con frecuencia, tal vez demasiada, se ha dicho que Castilla no canta, incluso que era contraria al canto y, por ende, a la música. Sin embargo ¡Oh!, sin embargo, que diría Antonio Machado, todo cambió con la llegada a Palencia el día 7 de agosto de 1924, de un músico extremeño repleto de ilusiones, de juventud y con la fuerza y la sabiduría suficiente para llevar a cabo una transformación profunda en la filosofía artística de nuestra ciudad.

Los primeros trabajos hacen referencia a la ordenación del repertorio, del instrumental existente y del estado de conservación de ambos. Un estado más bien triste, de escasa utilidad, junto a unos valores profesionales bastantes penosos. Esta situación le obliga, en primer lugar, a convocar oposiciones. Para ello tiene que dedicarse a la creación de obras nuevas, que habían de interpretarse junto con el resto de los ejercicios. Una vez superada esta fase, configura una nueva agrupación que reúne a los recién ingresados que habían aprobado la convocatoria y a los miembros procedentes de la Banda anterior.  Un maridaje nada sencillo, resuelto gracias al esfuerzo y a la habilidad humana y artística, que le permite finalmente establecer un sistema organizado y disciplinado de ensayos. Así, se llegar a cumplir el milagroso objetivo de presentar a la nueva Banda Municipal de Música en un concierto celebrado el día 7 de noviembre de 1924 en el Teatro Principal de la ciudad. Todo un acontecimiento y un primer éxito del maestro Guzmán Ricis en Palencia.

La sucesiva aspiración del maestro está relacionada con la creación de la Academia Municipal de Música. Idea feliz, sin duda, dirigida a los jóvenes palentinos que desearan iniciarse en los caminos del arte, al conferirla matices educativos estrechamente vinculados con los conservatorios de aquel entonces, amén de construir un apoyo impagable con vistas al futuro de la Agrupación Municipal de Música que acababa de nacer.

El siguiente de sus objetivos se cumple en el año 1928, con la presentación de la Coral Filarmónica Palentina, apadrinada por la Sociedad Filarmónica. La Coral, otro de los hallazgos relevantes de Don Antonio Guzmán Ricis, fue para él la niña de sus ojos y, para la inmensa mayoría de los palentinos, una preciadísima joya que, gracias al esfuerzo común, se situó en una especie de embajada cultural de eminente poder comunicativo. Se contaba entre las más emblemáticas de la época, en el nivel del Orfeón Burgalés, de la Coral de Santander, la Coral Vallisoletana, el Orfeón Leonés, la Real Coral Zamorana... Con ella realizó infinidad de conciertos, intercambios artísticos, actos benéficos..., al lado de otros muchos proyectos de alto calado que no llegaron a cumplirse por la falta evidente de apoyos económicos. Tristemente, esas carencias fueron minando, poco a poco, las ilusiones, la estructura del edificio sonoro, los esfuerzos del día a día... hasta llegar al enmudecimiento, provocando el punto final de unos años de esplendor, de éxitos innumerables, de alegrías, de expansión cultural y de proyección humana.

 

El compositor e investigador

 

Antonio Guzmán Ricis dejó como creador un extenso catálogo de amplia significación en el panorama de nuestra música y, particularmente, en aquella producción referida a Palencia. Por ejemplo, podemos citar ese Himno que cantan con orgullo todos los palentinos y que a lo largo del tiempo se ha hecho acreedor de infinitas alabanzas como consecuencia de las muchas virtudes que anidan en su interior, estableciendo una singular simbiosis entre las esencias del texto y las de la música. Pero no es la única obra de su autoría y, desde luego, no es la única vinculada directamente con la capital de los vacceos. Dada la importancia de su trabajo a este respecto, creo que debería ser un empeño ineludible la recuperación de su catálogo. Sería un gesto hermoso de auténtica justicia hacia el que fuera adalid de las actividades artísticas en Palencia a lo largo de un par de décadas (1924-1944). Años posiblemente ejemplares en lo que a dinamismo cultural se refiere, maravillosamente recogidos en el libro de Don Félix Buisán Cítores “La Coral Filarmónica Palentina y su Artífice”. Publicación histórica de elevado valor para cuantos deseen conocer en detalle la realidad en la urbe castellana durante la primera mitad del pasado siglo. Buisán Cítores era hombre ilustrado, gran periodista, y defensor a ultranza de sus orígenes aunque, para nuestra pena, falleció sin conocer la edición de una de sus obras más queridas, pese a haberlo intentado en múltiples ocasiones. También para pena de los palentinos, Guzmán Ricis, tal vez desencantado por la falta de apoyos, e incluso tras algún lamentable episodio con las autoridades municipales, hecho de nuevo recogido en el libro de Buisán, había decidido presentarse al concurso de méritos para la plaza de Director de la Banda de Música de Sevilla que se convocó en 1944. Pero quiso el destino que no abandonase las tierras palentinas, falleciendo el 22 de julio de ese mismo año, justo un día antes de que le fuera comunicado oficialmente que había obtenido la plaza sevillana por unanimidad.

               

Principales logros alcanzados

 

A lo largo de su etapa palentina, Guzmán Ricis consiguió algunos logros que pueden resumirse como sigue:

 

  • Reorganiza la Banda Municipal de Música y hace que suene, y que suene bien.

  • Consigue que la Academia Municipal de Música cumpliese los fines educativos deseados

  • Hace que la Coral Filarmónica Palentina se situase entre las sobresalientes de su época y que sus voces fuesen bellas, aterciopeladas, comunicativas y vigorosas cuando las circunstancias lo requerían, amén de un entramado polifónico sugerente.

 

Precisamente el cariño depositado en la Coral, le lleva a tomar la decisión de dedicar una parte significativa de su valioso tiempo a recorrer diversos pueblos de la provincia con la mirada puesta en la recogida de tonadas, temas instrumentales..., para en su momento crear un repertorio idóneo y, a fe que lo consiguió holgadamente. Estas canciones populares, después de las exquisitas armonizaciones, en la mayoría de los casos a 6 voces mixtas, se convirtieron por derecho propio en uno de los pilares esenciales de la Agrupación Filarmónica y con ellas obtuvieron triunfos impresionantes que también se expandieron al resto de las corales más relevantes de lo que ahora es Castilla y León, con idénticos resultados.

No es mi  intención plasmar aquí el listado de obras, porque ya lo han hecho, y extraordinariamente bien, los autores de “La Obra Coral Palentina del compositor  Guzmán Ricis”, Luis Guzmán Rubio y Carlos A. Porro. Además, está reflejado en el final del libro de Félix Buisán Cítores que, por cierto, se cierra con un fantástico soneto de su autoría. Prefiero en esta recta final del prólogo glosar al músico, felizmente entroncado con la práctica totalidad de los palentinos, de tal modo que, sin dudarlo un instante, me permito, a título personal, considerar a Don Antonio palentino de excelencia. Porque allí dejó lo más valioso que poseía: su talento, su magnífico legado, su humanidad, su familia y la magia de sus interpretaciones. Debo felicitar, por tanto, a la Excma. Diputación Provincial de Palencia, por el acierto y la oportunidad de esta publicación, que contribuye a rendir justo tributo a la figura de tan eximio artista. Enero 2011

 

 

PREMIO MANUEL DE FALLA 2010

Carta de apoyo a la candidatura de Antonio Martín Moreno para la solicitud al Premio Manuel de Falla 2010

 

Apoyo la candidatura del Dr. D. ANTONIO MARTÍN MORENO al Premio "Manuel de Falla" a la mejor trayectoria en el ámbito de las Artes Escénicas y Musicales que concede la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, correspondiente al año 2010 (Orden 9 de febrero de 2010, BOJA núm.34).

 Fundamento   este apoyo, tal y como establece la convocatoria, en la  extraordinaria contribución que ha realizado con su trabajo y obra al engrandecimiento de Andalucía y su Cultura, que se concreta en:

1. Una reconocida trayectoria docente como Catedrático de Historia de la Música en los Conservatorios de Málaga y Granada, y como Profesor y Catedrático de Historia de la Música en las Universidades Autónoma de Barcelona, Málaga y de Granada.

2.  Una  labor     investigadora que  ha tenido        como        centro         la Música        Andaluza, con        la publicación   de artículos  científicos, monografías, ediciones musicales, entre las que destaca   la Historia de la Música· Andaluza (Sevilla, Edasa, 1985). También su dedicación a la dirección del Grupo de Investigación Patrimonio Musical de Andalucía (HUM-263) y a la dirección del Proyecto de Investigación de Excelencia "Música de Andalucía en la Red (MAR)"[P09-HUM-5490].

3. El trabajo de gestión realizado como director del Festival Internacional de Música y Danza de Granada, los cursos "Manuel de Falla" del citado Festival, los Cursos de Música de la UNIA (Universidad Internacional de Andalucía) y sus veinticinco años como responsable y Presidente del Jurado del Certamen Internacional de Guitarra Clásica "Andrés Segovia" y el Concurso de Composición del mismo nombre, de Almuñécar - La Herradura

4. La promoción de la Licenciatura de Historia y Ciencias de la Música (única existente hasta ahora en la Comunidad Autónoma) el nuevo Grado en Historia y Ciencias de la Música en la Universidad de Granada, y el Máster en Patrimonio Musical de la Universidad de Granada y la Universidad Internacional de Andalucía. Madrid, Septiembre 2010

APOYO A LA AGRUPACIÓN MUSICAL DE GUARDO (AMGU) PARA LA SOLICITUD A LA CONCESIÓN DE LOS PREMIOS CASTILLA Y LEÓN DE LAS ARTES 2010

 

CLAUDIO PRIETO ALONSO, compositor, nacido en la Comunidad Castellano Leonesa, con una trayectoria artística repleta de reconocimientos nacionales e internacionales, y que en 1994 fue distinguido con el premio Castilla y León de las Artes,

RESPALDA , plenamente,  la candidatura presentada por la AGRUPACIÓN MUSICAL DE GUARDO (AMGu) – ESCUELA DE MÚSICA Y DANZA,  al premio “Castilla y León 2011”, en la modalidad de las Artes, por su labor, de excelencia, merecedora de los mayores elogios, en la difusión y promoción de las enseñanzas artísticas en al ámbito rural. Es más, entiendo que ha sido capaz de ilusionar a todo un pueblo a través de la magia de la música y la luz de la palabra. Maravillosa realidad, sin duda, que habla mucho y bien de Guardo, de Castilla y León y de España.

DEDICATORIA A LIVEKE CON MOTIVO DE SU FALLECIMIENTO

 Incluído una página de la partitura de la Sonata 19 “El calor humano”

 

Admirada Liveke: El calor de tu humanidad, la fortaleza de tus sentimientos, la sabiduría de tus decisiones, la alegría de vivir y la excelencia de tu amistad, serán siempre tesoros inolvidables que permanecerán en el recuerdo de tus seres más queridos y de cuantos tuvimos la dicha de  pertenecer  al círculo de tus elegidos. Que Dios bendiga a tu querida familia con el calor de lo humano y con la fortuna de la jovialidad. Madrid 2010

 

 

HOMENAJE A FRANCISCO TÁRREGA

Notas al programa del concierto en el 31 Festival Internacional de Música Contemporánea de Valencia (ENSEMS´09), celebrado en el Teatro Talía, el 20 de mayo de 2009

Se programó el “Preludio de cristal”

 

Francisco Tárrega fue el creador de una escuela que trascendió con mucho  los finales del siglo XIC y primeros años del XX, la etapa de su merecido esplendor personal, forjado a golpe de sensibilidad, inteligencia y constancia. Su obra refleja un concepto del  mensaje musical realmente diáfano, casi podríamos decir  transparente, que encontró en la guitarra su mejor vehículo de expresión. Esta aparente sencillez armónica y estructural encierra, sin embargo, toda la complejidad de los destellos coloristas que emanan de su materia, del mismo modo que la simple transparencia de un cristal proyecta todos los colores del arco iris al recoger la luz. De esta metáfora en que podemos convertir la música para guitarra de Tárrega, nace esta nueva obra para guitarra en mi ya extenso catálogo dedicado a este instrumento, cuyo título “Preludio de cristal”, pretende recoger las mencionadas características inherentes a la obra a la par que sumarse al homenaje que se rinde a su persona. Esta dedicado a José Luis Ruiz del Puerto, que lo estrenó el 3 de marzo en la Semana Internacional de Guitarra de Dublín, en Irlanda. Mayo 2009

HOMENAJE A D. FELIX DEL VALLE Y DÍAZ

Director de la Academia

Escrito para el libro que la Academia de las Artes y Ciencias de Toledo, edita como homenaje a Felix del Valle

“Félix del Valle y Díaz- Lo uno y lo múltiple “  pág, 517/529    - Toledo 2009-

 

Conocí a D. Félix del Valle y Díaz en el estreno mundial en Madrid de mi obra Cielo y Tierra “Cuádruple concierto para 3 arpas convencionales y una electrónica y orquesta”. Fue un encuentro afortunado, en el que rápidamente salieron a relucir las extraordinarias cualidades que adornan a Félix: cordialidad, sabiduría, intelectualidad, humanismo... Virtudes que en el tiempo han ido configurando una amistad y una admiración inherentes a las personas que, como él, saben estar donde tienen que estar, defendiendo los valores en los que creen, hablando y dejando hablar, propiciando, en la medida de lo posible, un tejido social que fomente el entendimiento, la comprensión, la tolerancia..., una filosofía, en fin, maravillosa y especialmente próxima a los sentimientos y a las ilusiones de Félix del Valle.

Como decía, el primer contacto nace en Madrid y lo hace de la mano de María Rosa Calvo-Manzano, una arpista ilustre, nuestra, que pasea su arte por el mundo. María Rosa es, además, la dedicataria de Cielo y Tierra, una partitura para la que me sirvieron de inspiración unos versos de San Juan de la Cruz y que también rinde homenaje al gran Ludovico, un erudito del arpa que brilló con luz propia, revolucionando la técnica de este instrumento. Todas estas circunstancias quedaron presentes en los comentarios que escribí con ocasión del estreno de la obra:

 

“A propuesta de María Rosa Calvo Manzano y a ella dedicada , nace esta nueva obra, Cielo y Tierra, para cuatro arpas y orquesta, un maridaje, si bien ciertamente insólito en nuestra reciente historia musical, muy sugerente en cuanto a sus posibilidades estéticas y, sin duda, un gran reto a título personal.

Para la creación de Cielo y Tierra, me he inspirado no tanto en la figura y en la obra de San Juan de la Cruz, aunque obviamente haya tenido presentes ambas facetas, sino de un modo especial en el sentido que hizo de su vida y su poesía, convirtiéndolas en un viaje espiritual , místico, entre la esperanza de la tierra y la seguridad del cielo, un viaje que no es la negación del punto de partida y del punto de llegada, sino precisamente la afirmación de uno y otro: la afirmación de que para llegar es necesario partir, como tan oportunamente señalara Ignacio B. Anzoátegui en su “Prólogo” a las Obras Escogidas de nuestro poeta. Ese recorrido, ese camino hecho al andar en pos de una superación, de un ideal, es el que he querido utilizar como fondo conceptual en esta obra, tanto por su realidad última como por la riqueza de su intrínseco sentido metafórico, sentido que San Juan de la Cruz ponía en versos como estos:

 

Que bien sé yo la fonte

que mana y corre,

                        aunque es de noche.

Aquella eterna fonte está ascondida,

que bien sé yo dó tiene su manida,

                        aunque es de noche.

Su origen no lo sé, pues no lo tiene,

más sé que todo origen de ella viene,

                        aunque es de noche.

Sé que no puede ser cosa tan bella,

y que cielos y tierra beben de ella,

                        aunque es de noche...

           

Su claridad nunca es escurecida

y sé que toda luz de ella es venida,

                        aunque es de noche.

Sé ser tan caudalosas sus corrientes,

que infiernos cielos riegan, y las gentes,

                        aunque es de noche...

 

Aquí se está llamando a las criaturas,

porque de esta agua se harten, aunque a escuras,

                        aunque es de noche.

Aquesta vive fuente que deseo,

en este pan de vida yo la veo,

                        aunque es de noche.

 

                                                           San Juan de la Cruz (Cantar del Alma que se goza de conocer a Dios por Fé)

 

Cielo y Tierra  quiere, además, ser un homenaje al genial arpista Ludovico, virtuoso admirado por todos los músicos de su época y verdadero revolucionario de la técnica instrumental, al haber conseguido extraer semitonos de arpas de afinación diatónica. Alonso de Mudarra, gran admirador de su talento y calidad interpretativa, puso en partitura la célebre Fantasía  que Remeda el Arpa de Ludovico, de la que me sirvo precisamente como vehículo para este homenaje, formalmente estructurado en una introducción y tres partes que se pueden resumir como sigue:

Se reúnen en la Introducción una serie de elementos entre los que incluyo, a modo de diminuto aroma, una cita de la Fantasía que Remeda el Arpa de Ludovico, de Alonso de Mudarra, expandiéndose tanto a lo largo de la propuesta introductoria como de la primera parte, y teniendo una presencia activa, al igual que el resto de los elementos, en el devenir creativo de Cielo y Tierra. Sigue una primera parte formada por dos secciones encabezadas por temas diferentes con sus respectivos desarrollos y contrastes, en sintonía con la línea argumental en la que se sustenta la obra.

La segunda parte consiste en un tiempo lento, también estructurado en dos secciones, de carácter muy expresivo, con una proyección amplia y variada conformada a través de unos valores, en su mayoría de  corta duración, y teñida de una cierta inquietud dentro de una filosofía cercana a la improvisación pero dentro de un marco de  rigurosa escritura. Tras una breve intervención de la orquesta, de espíritu contemplativo, es la cadencia de las cuatro arpas la que recoge aspectos como la presentación de partículas anteriores, diálogos horizontales y verticales entre el arpa electrónica y las convencionales, independencia, virtuosismo, hondura... Vuelve la orquesta recreando ambientes pasados y presentando las nuevas propuestas que conducirán directamente a la tercera parte, donde se evidencia un sistema de preguntas y respuestas breves, de personalidad impetuosa, pujante, rítmica... hasta llegar a una segunda cadencia confiada al arpa electrónica, en la que un perfil improvisativo se superpone a unos materiales previamente establecidos que desembocarán en el tutti orquestal con el resto de las arpas, por medio de un sistema de intervenciones cada vez más próximas e impulsivas y de menor aliento. Le sucede un segundo solo del arpa electrónica, que expone fielmente ese tema de la Fantasía que Remeda el Arpa de Ludovico, fugazmente apuntado en la introducción y la primera parte, y envuelto por alguna de las múltiples posibilidades que ofrece este peculiar medio de comunicación. Se llega así, previo recorrido del oportuno camino preparatorio, al broche final, plasmado en un acorde seco y fortísimo”.

in duda el arpa es un vehículo de expresión muy hermoso y subyugante. Ya lo expresaba así nuestro Miguel de Cervantes, cuando nos narra que Altisidora dejó entusiasmado a Don Quijote con el son del arpa: “Y en esto, sintió tocar una arpa suavísimamente. Oyendo lo cual quedó Don Quijote pasmado, porque en aquel instante se le vinieron a la memoria las infinitas aventuras semejantes a aquella, de ventanas, rejas y jardines, músicas, requiebros y desvanecimientos que en los sus desvanecidos libros de caballería había leído...”

Ciertamente es un instrumento al que María Rosa ha dedicado múltiples atenciones, cariño, trabajo a raudales y talento, al punto que sin duda configura uno de sus grandes amores. Fruto de sus atenciones y, sin duda, de su entusiasmo y perseverancia, es precisamente ese Cielo y Tierra, un hecho que ella misma ha narrado así en el prólogo colectivo a mi biografía que publicó mi hija hace un par de años:

 “Si tuviera que concretar cómo y cuándo conocí a Claudio Prieto no sabría precisarlo. Esa memoria afectiva me hace centrar su conocimiento en un "desde siempre". No fuimos compañeros de Conservatorio porque Claudio se anticipó a mi en su llegada a la vida, y, por lo tanto, todo lo hizo antes que yo. Pero en la carrera musical, desde que irrumpí como profesional, su nombre sonaba y cada vez su persona se acercaba más a mis quehaceres artísticos. En la Orquesta de RTVE tuvieron lugar sus estrenos tomando yo parte de los atriles orquestales como solista de arpa. Allí, en ese mundo sinfónico, maravilloso universo de sonidos y colores, se acercaba Claudio hasta mi puesto para consultarme o sugerirme matices. Yo aprovechaba estos encuentros para hacerle saber mis inquietudes: Había que ampliar el repertorio arpístico, había que actualizarlo, y me estaba dedicando a pedir a todos los compositores contemporáneos que escribieran obras para arpa. Daba igual que fueran obras para sola, que para conjuntos de música de cámara o como solista con orquesta: lo importante era que se escribiera. Pero Claudio me contestaba de forma lacónica como casi todos los compositores actuales: "Escribir para arpa es muy difícil, ese instrumento endiablado con su técnica de pedales asusta, Asusta, ¡ASUSTA!". Pero los compositores me conocen muy bien, y saben que yo soy tenaz. Como resultado de esa tenacidad, el repertorio de música española para arpa ha crecido casi en un centenar de obras de todo tipo. Pero también saben los compositores, porque eso ha sido una constante en mi quehacer, que obra que solicito se estrena, se graba y se edita.

Pero Claudio seguía difícil de convencer para componer para el arpa.

Hace, ¿...?, tampoco puedo precisar cuántos años, se celebraba un homenaje a Claudio en la Casa de Palencia, la casa regional de su patria chica. Y sin saber cómo ni por qué, allí fui a parar. Volví a comentarle mi inquietud de la necesidad de crear un nuevo repertorio para arpa, convencida de que la nueva creación musical es la que ayuda a la superación organológica, y ambas empujan con una fuerza inaudita para que la técnica instrumental progrese. Aquella noche se respiraba un clima más distendido que el ambiente emocional que se crea ante un estreno de orquesta. Sin embargo,  Claudio seguía igual de negativo ante la propuesta de escribir para arpa.

El primer año que se celebraba el Concurso Internacional de Arpa "Arpista Ludovico", año 1993, me sentía un tanto asustada de la empresa que acababa de afrontar. Estaba cargada de ilusiones, pero no tenía experiencia y la organización y celebración de un evento de esa magnitud intuía era una empresa harto difícil. Sin duda, para sentir el calor de colegas, invité a muchas de mis amigas arpistas del mundo para que me acompañaran y arroparan en la puesta en marcha de aquella importante singladura. Lo recuerdo muy bien. Había organizado el acto inaugural en la casa de campo, junto a la colección de arpas, pues me parecía un lugar acogedor para tan importante momento. Esta casa en la actualidad la he convertido en Fundación para custodiar de forma más digna todo el material que atesora.  Paseábamos por el jardín de mi casa, y Claudio y Mónica, (su increíble esposa, musa y compañera fiel como pocas), que estaban invitados a la recepción, se acercaron hacia mi, que en ese momento era acompañada de dos grandes arpistas mundiales: Catherine Michel y Susann Mildoniam. La pregunta que se cruzó como una broma, venía de parte de Claudio, que dijo: "¿Qué estarán tramando estas tres arpistas juntas?". Y como si hubiéramos tenido la contestación preparada, respondimos a coro: "Estábamos pensando y comentando que por qué no escribes un concierto para tres arpas y lo tocamos juntas". La broma produjo risas. Qué ocurrencia, dijo Claudio. Con lo difícil que es escribir para un arpa y queréis que escriba para tres... ¡Ja,ja,ja! Todos reímos de forma desenfadada.

Pero aquella broma fue tomando forma en mi pensamiento, y le dije a Claudio, pasados unos meses: Claudio, no sería ninguna tontería escribir un Concierto para tres arpas y orquesta, creo que en la literatura universal de todos los tiempos no hay ninguna obra de esas características, sería una auténtica novedad, original y curiosa.

Pocos meses después Claudio, de forma sorpresiva, claudicaba ante mi propuesta y empezaba a emborronar los primeros compases, que me mostró casi inmediatamente. Aquello tenía buen aspecto.

Después, se cruzaron otros proyectos urgentes y Claudio abandonó el concierto arpístico. Pero la aventura ya había empezado y dada mi tenacidad no iba a ser fácil que aquel proyecto no llegara a buen puerto. Me armé de paciencia y esperé. Cada vez que le llamaba a Claudio le repetía mi disponibilidad para asesorarle y quitarle lo que comprendo como lógicos miedos ante la creación para arpa por la complejidad del instrumento que antes ya he esbozado, y que llena de miedos a la generalidad de todos los compositores.

Tuvimos varios conatos de estreno del Concierto y conforme éstos se presentaban y más tarde se desvanecían por motivos múltiples -a veces porque el propio Claudio estaba comprometido con otro proyecto urgente y le faltaba el tiempo material para atender todo-, Claudio retomaba la obra y me telefoneaba para consultarme, o se paraba de forma intermitente siguiendo el curso tal y como se iban  presentando los acontecimientos.

El año 2000 organicé un curso de Arpa con varias disciplinas instrumentales y estéticas. Entre ellas, atraía de forma especial, la novedad del arpa electrónica. Parecía un atrevimiento inaudito organizar en un curso convencional algo tan "futurista". El curso de arpa electrónica lo impartía Jakez François, un genial arpista especialista en música blue e improvisación de jazz. Yo estaba fascinada con este instrumento nuevo y sus posibilidades, e invité a Claudio para que conociera el nuevo arpa. Mi fascinación contagió a Claudio y quedó rendido ante las posibilidades tímbricas y coloristas del nuevo instrumento. Como estaba escribiendo de nuevo el Concierto, pues lo acababa de retomar, le propuse que antes de acabarlo incluyera este nuevo instrumento como una cuarta arpa que otorgaría a la partitura  un tono que se saldría de lo sinfónico y así se conseguiría un mestizaje de color jazzista. Claudio aceptó el reto, con la condición de que el intérprete fuera Jakez. Ya estábamos en la recta final de terminar el Concierto. En noviembre de 2003, ¡diez años después del primer intento!, se estrenaba el Cuádruple concierto para tres arpas convencionales y una electrónica. Yo me acababa de hacer con un arpa de estas características, que presté para el estreno. Me rodearon tres de mis más queridas alumnas: Luisa Domingo, que tocaba el arpa blue, Úrsula Segarra y Maite García Donet. Sentí durante el estreno que aquel monumental concierto era en parte muy mío. Habíamos trabajado juntos, le quité todos los miedos, dudas e inquietudes a Claudio, y, por fin, estrenábamos, aunque Jakez no pudo estar con nosotros. Se acababa de convertir en el responsable máximo de la Casa "Camac de arpas", fábrica francesa que había creado un buen amigo de las arpistas del mundo, Joël Garnier, infortunadamente desaparecido víctima de la cruel enfermedad de nuestro tiempo. Jakez, como un hijo espiritual de Joël, se convertía de la noche a la mañana, en el relevo de la antorcha en el devenir de la fábrica de arpas, y su gestión como Director y responsable máximo le impedía seguir con la práctica instrumental de la vida concertística. No pudo estar en el estreno, y ello me permitió hacer la actuación con tres de mis más mimadas "retoñas" de la escuela.

He de añadir, que todavía osé a pedirle la participación de una quinta arpa más: una arpa renacentista española, de dos órdenes de cuerdas, dado que el tema central que ha servido de hilo conductor de la obra es la famosa melodía de Mudarra, de la Fantasía X que contrahaze la harpa a la manera de Ludovico. Aunque el concierto se titula Cielo y Tierra en clara alusión al místico universal San Juan de la Cruz, pero Claudio se ha servido del tema mudarrense, pues a petición mía hizo la obra y ésta está enmarcada en el catálogo de piezas que sobre la Fantasía de Ludovico, he ido pidiendo a los compositores españoles. Hace años me preguntaban quién era Ludovico, en la actualidad, gracias a los compositores, como Claudio, que se han plegado a mi petición, Ludovico ha recobrado el prestigio del que gozó como arpista adelantado a su tiempo, haciendo semitonos cromáticos en un arpa de organología diatónica en una corte tan avanzada y pujante como la de los Reyes Católicos, de cuyos monarcas Ludovico era músico cámara.

Pero Claudio, ante la petición nueva de una quinta arpa añadida al gran elenco que había creado con el cuarteto de arpas, se negó en rotundo, y ya no aumentó ningún arpa más, ni antigua ni moderna."Ni una más", dijo con rotundidad. Pero no deja de tener un gran encanto oír la melodía renacentista en el arpa más atrevida que ha dado la organología de este instrumento. En efecto, escuchar la melodía humanista de Mudarra en un arpa electrónica es como un cuento fascinante, en el que no se sabe dónde acaba la realidad y dónde empieza la fantasía.

La creación de este concierto fue como la petición bíblica pero en progresión invertida. ¡Señor, si fuera una, si fueran dos, si fueran tres, si fueran cuatro, si fueran cinco...! "¡Basta, basta!, dijo Claudio. Pero la realidad es que ha creado para mi entender, la obra  más monumental que jamás se haya escrito en el repertorio arpístico. Es una obra sinfónica en el que el cuarteto de arpas lucen como cuatro luceros con luz propia, y, a la par, empastan o coquetean traviesamente con el conjunto sinfónico. La masa orquestal es de una profundidad escalofriante. Esta partitura tiene la fuerza de la poesía del místico abulense, en la que se fusionan de forma admirable los más contrastados sentimientos: elevación y profundidad; poesía y apoteosis; dulzura y temperamento... Todo a la par, y todo perfectamente refundido.  La obra se estrenó, como decía antes en Madrid, con la Orquesta Sinfónica de RTVE, y en el teatro Monumental. El Teatro Monumental era el marco adecuado, porque la obra es así, exactamente "MONUMENTAL". Tiene la teatralidad de las cuatro arpas que lucen en primera línea de la orquesta, delante de todos los solistas concertinos. El arpa, que como instrumento cautiva con su estética plástica, las cuatro en su conjunto, en la obra de Prieto, resultan de una plasticidad  espectacular. Esa plasticidad visual se duplica con el colorido sonoro. Claudio ha sabido empastar los colores del arpa tradicional con la blue, y ha sabido, sobre todo, dar a cada una el juego técnico, tímbrico y armónico que merece. Claudio se ha convertido en una especie de mago genial, y ha pasado de temer al arpa como instrumento indomable y misterioso, a dominar la paleta sonora en todos sus recursos coloristas, tímbricos, efectistas y dinámicos.  

Esta magistral obra, que dura unos 45', tiene la  habilidad de mantener al público vibrante y anhelante desde la primera nota hasta el clímax final. Cuando hemos interpretado la obra en Castilla y León, he pensado que era hermoso que me acompañaran alumnas de esta autonomía para estar en perfecta sintonía con Claudio, y así ha sido: Mercedes Vilarino, Anna Teresa Macías y Angélica Vázquez Salvi han formado el cuarteto junto a mi, su profesora y guía cariñosa y siempre vigilante. Entiendo que hacer "escuela" es dar oportunidades a los jóvenes valores para que vayan tomando confianza, mientras se les ofrece la seguridad de llevarles bien dirigidos. Así van perdiendo el miedo al público casi sin darse cuenta.

No hago más análisis del concierto, porque supongo que Laura, la hija fiel y cariñosa con su padre, lo habrá hecho de forma meticulosa. Sólo quiero decir que la familia Prieto al completo se han convertido en algo muy próximo a la familia Calvo-Manzano. Mónica copia de forma paciente la música de Claudio, Laura escribe admirativametne, como no podía ser de otra forma, de su padre, Alfonso ordena en la computadora notas y más notas, y de forma extensiva, también lo hace con las mías... En fin, los Prieto son una piña admirable para imitar en estos tiempos de familias tan descompuestas. Los Calvo-Manzano, que también somos de ese corte de familia en forma de piña, les admiramos y nos unimos a ellos y a sus sentimientos. Admiro tanto a Claudio, que tras el estreno del concierto de las cuatro arpas, me  convertí en su hada madrina para proponerlo Académico de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, que fue la primera academia española que me distinguió con ese honor, hace ya más de una década, y acompañándonos sus Directivos en el estreno madrileño, tuvieron en cuenta mi propuesta y hace justo un año, Claudio tomaba posesión como académico en la Real de Toledo. Sí, me convertí en el hada madrina de Claudio y lo haré siempre, porque me rindo ante su magistral forma de hacer la música, según mi entender y sentimientos, y me admira el conocimiento magistral que ha alcanzado de mi amado instrumento”. [1]

 

Efectivamente, el estreno de esta obra trajo para mí muchas buenas cosas tanto en el terreno personal como en el profesional. Cosas también en el mero terreno creativo, espiritual, podría decir, puesto que siempre abordé la composición teniendo presente a San Juan de la Cruz y su mensaje, y teniendo presente esa Fantasía de Mudarra y la figura de Ludovico. Es una figura, por otra parte, en la que no he podido ahondar más allá de los escasos datos que se tienen sobre su vida, que algunos han situado en la corte de los Reyes Católicos, pero que otros asocian a la de Fernando III, Duque de Calabria e hijo de Fadrique, último rey aragonés de Nápoles. John Griffiths, por ejemplo, se basa en los escritos del historiador Gonzalo Fernández de Oviedo, vinculado a las cortes de Fadrique y de Fernando III. Dice en ellos que Ludovico solía interpretarle la canción A la mia gran pena forte, compuesta por el propio rey Fadrique. Le mencionan también Mudarra y Bermuda, destacando su capacidad para conseguir aumentar un semitono a los sonidos, poniendo el dedo debajo de la cuerda. Sea como fuere, y sin más referencias,el espíritu de Ludovico ha estado también fluyendo a lo largo de toda la obra. Profesionalmente, su creación supuso un reto en absoluto menor, entre otras razones, por esas ‘presencias’ que flotaban sobre el papel pautado. Tampoco era baladí plantearse una composición que viniera a engrosar, desde la creación contemporánea, un repertorio asentado en épocas anteriores. Pero debo decir que, afortunadamente, todo el esfuerzo, las dificultades y la responsabilidad, terminaron siendo satisfacciones.

¿Qué decir sobre lo personal?. Si ha sido precisamente esta obra la que me permitió conocer y gozar de la amistad de todos los miembros de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, que me han concedido el honor de compartir un sitio entre ellos, no puedo dejar de señalar que ella misma, esta Cielo y Tierra, me permitió acercarme a la figura de mi admirado y buen amigo D. Félix del Valle y Díaz. Lo tengo como un privilegio, como lo es el participar en este sentido y merecidísimo homenaje. Gracias, Félix, y que la vida te lleve por los mejores senderos. Madrid 2009

 

[1] María Rosa Calvo-Manzano, intérprete: Mi relación de amistad y artística con Claudio Prieto, en PRIETO, LAURA (2006), Claudio Prieto: notas para una vida. Madrid: Fundación Autor.

ADHESIÓN AL CONCURSO DE PIANO ESPAÑOL DE POZUELO DE ALARCÓN

CONCURSO INTERNACIONAL DE PIANO “COMPOSITORES DE ESPAÑA”

Enviado a María Herrero, el 6.10.2006 para el Concurso de Piano de 2007. Concurso Dedicado a Claudio Prieto

Entiendo y así lo manifiesto, que se trata de una idea sobresaliente, de vuelo universal y acreedora de los mayores elogios. Madrid, 2006

EL ÉXITO DE UN FESTIVAL A TRAVÉS DE LA MÚSICA ESPAÑOLA

Festival de Música de Quintanar de la Orden (Toledo)

El Festival Internacional de Música “La Mancha” de Quintanar de la Orden, se ha distinguido a lo largo de su trayectoria -  en este 2008 se celebra la decimoquinta  edición – por una especial sensibilidad hacia los creadores e intérpretes españoles, un colectivo muy numeroso, de amplias cualidades artísticas que lleva años viviendo de la ilusión, de la esperanza y de las  promesas que de vez en cuando recibe de las Entidades públicas y privadas. Promesas que con demasiada frecuencia, no trasciende el umbral de los propios correspondientes despachos, salvo ese limitado número de excepciones que de tarde en tarde afloran con cierta generosidad, comprensión y buenos modales, llegando incluso a convertirse en el estadio de lo maravilloso.

Los protagonistas de la música española no somos muy dados a las protestas colectivas, al contrario, somos prácticamente asiduos de la dispersión y las individuales, una filosofía con evidentes virtudes pero también con notables defectos, lo cual nos conduce hacia la transigencia, la estoicidad, los comentarios baldios..., de situaciones que han pasado de la excelencia al desprecio y de la buena educación a la descortesía, salvando, como siempre, las citadas individualidades que en el día a día nos proporcionan estímulos, alegrías y todo lo bueno que quiera imaginarse, en relación a  las dificultades inherentes a los caminos del arte.

Quintanar de la Orden y su querido Festival, se han distinguido por sus apoyos a los creadores y recreadores españoles, sin olvidar en ningún instante al gran repertorio de todos los tiempos, en una simbiosis afortunada, inteligente y merecedora de los mejores aplausos.  Y si además se añade que Quintanar de la Orden no es una gran ciudad con amplitud de recursos, sino más bien un maravilloso pueblo manchego , de medios limitados, que cada año acoge con especial entusiasmo un evento musical teñido por la sabiduría, la imaginación y el bien hacer, cualidades imprescindibles para sacar adelante un meritorio  proyecto, una especie de milagrito que cada año aflora con nuevos bríos, nuevas ilusiones y mayores aciertos. Todo ello encaminado hacia un prometedor futuro en beneficio del arte, la cultura y el entendimiento entre los seres humanos, bajo el manto mágico de la música, un vehículo de expresión de alto calado capaz de llegar a lo más profundo de los corazones.

La trayectoria del Festival ha estado, está y seguirá estando vinculada a la sensibilidad y el talento de los responsables del Ayuntamiento de un pueblo querido y admirado, Quintanar de la Orden, que aún tiene pendiente un reto singular; la construcción de su Auditorio. Empeño arduo, de evidente necesidad, que sería, sin duda, el espejo emblemático, un entramado social y artístico de primerísimo magnitud capaz de llevar al mejor de los puertos posibles una iniciativa nacida de las ilusiones y la inteligencia que nació con cierta modestia

Apuesta maravillosa, allá donde los haya, convertida en referente, en apenas una docena de años, entre los Festivales Internacionales de España. Honor exclusivo de las personas y las Entidades antes citadas, y por extensión del pueblo castellano-manchego. Por último  me permito rogar encarecidamente, habida cuenta de los resultados obtenidos, que no decaiga nunca las ilusiones, los apoyos, las propuestas artístico-culturales y el acierto permanente

Con mi sincera admiración. Madrid 2008

JAÉN 2008

50 Edición del Concurso Internacional de Piano ‘Premio Jaén’

Escrito para el programa general de la presentación del premio “Jaén”

Cumplir cincuenta años no es cosa baladí. Una cifra redonda, que nos invita por igual a la reflexión y al impulso hacia delante, que nos reconforta y nos motiva, que nos hace críticos y nos enseña.

La celebración en 2008 de la 50 edición del Concurso Internacional de Piano ‘Premio Jaén’ nos enseña que el empeño, el impulso, el afán de unos pocos, puede lograr cualquier objetivo que se propongan, y que puede lograrlo incluso en situaciones tan adversas a priori como las que se daban en la España de los años cincuenta, cuando la música era dominio, y poco, de un puñadito de ciudades en situación de privilegio. Y, por supuesto, nos enseña a reflexionar sobre ello, porque apostar por la cultura, en contra de lo que a veces parece pensarse, no es un camino estéril, sino todo lo contrario. Y nos reconforta la reflexión, porque han pasado cincuenta años en los que hemos vivido circunstancias políticas muy diferentes y, sin embargo, el premio se ha mantenido por encima de ellas. Y, como no podía ser de otro modo, nos motiva, nos motiva mucho, porque cincuenta ediciones de un premio con categoría internacional es un lujo que todos, políticos y mecenas, pero muy especialmente, autores, intérpretes e investigadores, tenemos el compromiso de seguir impulsando. Y es un lujo por algunas razones que no quiero dejar de mencionar: primero, porque es el más antiguo concurso de piano de nuestro país, puesto que, aunque la numeración de las ediciones se hiciera con posterioridad, este premio remonta sus orígenes documentados a 1951; segundo, porque nace desde la afición y el interés de un grupo de ciudadanos; tercero, porque han sido muchas instituciones, públicas y privadas, las que han aportado desde el principio los medios económicos y materiales necesarios para su llegada a puerto; y, finalmente, porque aun destacando el nombre de Pablo Castillo como impulsor del mismo, el premio no ha pretendido sino honrar el nombre de la tierra en la que nace y se desarrolla, un nombre que pasean por el mundo su ya larga nómina de ganadores.

Por todo ello, he querido sumarme también a esta celebración, y hacerlo mediante un título que, en sí mismo, identifica y sintetiza esta reflexión, este impulso y esta motivación. Noviembre 2007

FEDERACIÓN EUROPEA DE ASOCIACIONES  DE COMPOSITORES SINFÓNICOS

Propuestas para la futura organización de la Federación Europea de Asociaciones. Madrid, junio 2006

1.- Reconocimiento de los derechos de autor. Una herencia europea de larga tradición y uno de los bienes más preciados de su patrimonio cultural.

 

2.- Los gozos por las palabras, por los sonidos, por los colores, por los movimientos... han sido las  señas de identidad que nos diferencian de otras sociedades y en ellas está depositada nuestra historia común.

 

3.- Los periodos en los que nuestro rastro se  difumina o se oscurece,  coinciden  con los momentos en los que  el  hecho  cultural  se  ha  dejado de  lado  perdiendo  su condición  de  auténtico  tesoro,  porque  las palabras, los sonidos, los colores, las formas o los movimientos no nacen por casualidad, ni  se mantienen si no son difundidos y preservados. Su nacimiento obedece a la voluntad de los creadores.

 

 4.- Es un hecho que podemos medir la riqueza de las civilizaciones en función de sus creadores y de la capacidad creativa de éstos. Muchos de nuestros antepasados comprendieron bien estas premisas y asumieron que la protección a sus creadores era un camino abierto para su perdurabilidad futura, una inversión de rentabilidad asegurada. No deja de ser paradójico que hoy, cuando hablamos de la cultura como un verdadero motor económico, que mueve en Europa un porcentaje importantísimo de su Producto Interior Bruto, sea cuando más se está abandonando a los creadores a su propia suerte.

 

5.- La Comunidad Económica Europea debe aprobar programas de inversión directa en los creadores para que éstos puedan desarrollar sus ideas con una mínima tranquilidad, recuperando además, aquella antigua filosofía de mostrar al mundo los frutos de sus artistas. Es necesario que estos programas, ya existentes en otras especialidades, sean ampliados con cierta urgencia al mundo de la música.

 

6.-  Es importante, insistimos, que Europa entienda que el derecho de autor es parte integrante de su cultura desde hace siglos, y que los autores no vamos a permitir otras especulaciones que, nada tienen que ver con estas raíces.

 

7.-  Los creadores reivindicamos nuestro papel como depositarios y transmisores de los valores que constituyen el patrimonio cultural europeo.

 

8.-  Desde el sector sinfónico, los compositores reivindicamos, asimismo, ayudas sustanciales para los intérpretes porque en ellos, la música, tiene su mejor oportunidad de expansión. Junio 2006

APOYO AL CORO Y ORQUESTA DE RADIO TELEVISIÓN ESPAÑOL, RTVE 

Apoyo a favor de la Orquesta- 2005 – Solicitada por la Organización de la misma para su continuidad

El Coro y la Orquesta Sinfónica de RTVE han venido realizando una magnífica labor en los últimos cincuenta años de uno y cuarenta de la otra como, por otra parte, es una situación de normalidad en las radios televisiones públicas de todos los países avanzados. Su contribución no sólo debe atender al entretenimiento público sino, lo que es más importante, a la difusión de la música española y, más concretamente, a la música española contemporánea. Es este papel el que las instituciones, el Gobierno, en definitiva, debe potenciar con todos los medios a su alcance, abundando en su condición de servicio público en pro de nuestra cultura musical.

                Desde estas líneas, por tanto, quiero mostrar mi apoyo para que el Coro y La orquesta Sinfónica de RTVE, mantengan su presencia en la sociedad desde unas condiciones adecuadas y estables. Madrid, 8 noviembre 2005

AL FESTIVAL INTERNACIONAL DE MÚSICA DE QUINTANAR DE LA ORDEN

Apoyo  para el seguimiento del Festival – 2005-  Solicitada por la Organización del mismo

Soy conocedor, desde sus inicios, del Festival Internacional de Música “La Mancha”. Una idea feliz que ha ido acrecentándose con el paso de los años. Hasta este momento han tenido lugar doce convocatorias, un tiempo más que suficiente para elevar a un primer nivel al Festival, un evento internacional que se ha hecho acreedor de los mayores elogios. Un mérito de amplio calado compartido por Isidora Fernández, Manuel Angulo, Sebastián Heras y Ángel Luis Mota. Personas especialmente sensibles al  mundo de los sonidos y poseedoras de extraordinarias cualidades.

Como responsable artística, de reciente incorporación, está Consuelo Díez, una compositora entregada con plenitud y acierto a la creación musical, a la difusión de las obras de los creadores españoles, a propiciar los incentivos más apropiados para nuestros intérpretes, sin olvidar la formación educativa.

Mención aparte merece el Excmo. Ayuntamiento de Quintanar de la Orden por su excepcional apoyo a lo largo de estos años, así como a la Asociación “Amigos de la Música de Castilla la Mancha”, una iniciativa muy valiosa que ofrecerá, sin duda, magníficos frutos.

Con estos mimbres se ha ido tejiendo un entramado social y artístico de primerísima magnitud, capaz de llevar al mejor de los puertos posibles, una iniciativa nacida de las ilusiones y la inteligencia. Apuesta maravillosa, allá donde las haya, convertida en referente en apenas una docena de años, entre los Festivales Internacionales de España. Honor exclusivo de las personas  y las Entidades antes citadas y por extensión del pueblo castellano manchego.

Por último, me permito rogar encarecidamente, habida cuenta de los resultados obtenidos, que no decaigan nunca, las ilusiones, los apoyos, las propuestas artístico-culturales y el diálogo permanente. Con mi sincera admiración. 10 noviembre 2005

LA MUSICA EN PALENCIA

Libro: Sentir y potenciar Palencia -   Patrocinado por FUNDEPA – Editado en Madrid 2004

Me he planteado escribir estas líneas con un espíritu de optimismo, porque creo que es la mejor receta para abordar el futuro y porque el optimismo, en definitiva, siempre ayuda a aportar una visión positiva de las cosas. Esta declaración de principios no debe impedir, sin embargo, ser realistas y rigurosos en la exposición de los hechos, y este es otro de los objetivos que me han movido a la hora de presentarles este artículo sobre la historia de la música en Palencia.

Antes de entrar de lleno en la materia que nos ocupa, y con el fin de situarnos en el contexto adecuado, entiendo que es interesante hacer un somero repaso del recorrido histórico en el que se ha movido la música, tanto desde un punto de vista genérico como desde su desarrollo en España.

Es un hecho documentado que desde que el hombre puebla la faz de la tierra ha gozado de la compañía de la música. La música no nace de la nada, o por mera casualidad. La música nace de la necesidad que de ella tiene el ser humano. La necesita para sí mismo, porque a través de ella expresa sus emociones, pero también la necesita como vehículo cohesionador con otros miembros de su comunidad. Ya en las excavaciones arqueológicas que han sacado a la luz los descubrimientos en torno al hombre prehistórico, se han encontrado diversos instrumentos musicales que nos permiten recrear la existencia de rituales en los que la música tenía un protagonismo esencial. De igual modo, antiguas civilizaciones como la mesopotámica o la egipcia, o las más modernas griega y romana, amén de las orientales, hicieron uso de la música en todo tipo de ceremonias, presentando una variedad importante de instrumentos de percusión, viento y cuerda.

La aparición sistematizada de música notada, es decir, en ‘partitura’, por utilizar un término más actual, desde comienzos de la Edad Media, introduce un factor decisivo para la historiografía musical, al contar con fuentes que no sólo documentan la existencia de la música, sino que además, y lo que es más importante, nos muestran cómo sonaba esa música y cuáles eran las reglas internas bajo las que funcionaban los discursos sonoros.

En esta época, tanto la teoría como la práctica musical se circunscribe al ámbito religioso. Es en las catedrales y en los templos donde se escucha una música que podríamos denominar ‘culta’. En su seno se producen, además de las celebraciones propias del calendario litúrgico, aquellas en las que interviene un claro matiz ‘civil’, como bodas, bautizos, funerales, etc... Todas las catedrales y principales iglesias de órdenes monacales tienen sus capillas, integradas por cantores, instrumentistas y un ‘maestro’ que asume el doble papel de enseñante y director.  Pronto, si no casi paralelamente, la monarquía, y con ella la nobleza, empiezan a crear sus propias capillas musicales, de las que se sirven en un principio para eventos importantes vinculados a ceremonias religiosas, pero que utilizan también para su propio ensalzamiento, por un lado, y para su deleite, por otro, esto ya en un marco puramente ‘profano’, poniendo en práctica lo que hoy entenderíamos como conciertos. Pese a todo lo que se ha perdido, que es mucho, contamos con la numerosísima cantidad de partituras que se han conservado en los archivos eclesiásticos, reales y de la nobleza, lo cual nos ha permitido conocer con fidelidad la evolución musical de ese periodo.

Panorama muy distinto es el que presenta la música que hacía el pueblo. Sabemos por las fuentes documentales que éste gozaba de su música, y está perfectamente constatada la existencia de trovadores y juglares, pero la marcada ausencia de testimonios notados deja muchísimas lagunas todavía sin aclarar. Habrá que esperar hasta la llegada del Renacimiento para poder avanzar en este terreno, y siempre en base a los paralelismos que se pueden establecer con la música culta, que sigue su desarrollo todavía vinculada a las clases altas, pero cada vez más entendida como una disciplina necesaria para el patrimonio humanístico que promueve esta etapa.

Es a partir del siglo XVI cuando la separación entre música religiosa y profana va paulatinamente inclinando la balanza a favor de ésta última, en consonancia con la propia evolución social que impondrá una nueva clase demandante tanto de formación como de ocio. Esta burguesía reclamará para sí el acceso a la música de igual modo que hasta entonces lo hacía la nobleza. Desde el siglo XVIII queda plenamente consolidado el concierto, en todas sus modalidades, como el instrumento de canalización entre el compositor y su público, al que se van incorporando cada vez más estamentos de la sociedad. Esta pauta, con sus lógicas particularidades, cuyo análisis excede estas líneas, permanecerá hasta nuestros días.

Obviamente, estos rasgos generales tienen diferentes connotaciones según los periodos y lugares concretos de los que hablemos. España, que es un país generoso en artistas, ha sufrido, en lo que afecta a la música, un destino desigual. Los Cancioneros de los siglos XV y XVI dan buena fe del interés con que se vivía la música en nuestro país, pero hasta ese momento no podemos ofrecer ningún nombre digno de competir con otros franceses o italianos contemporáneos. Es a partir de finales del XV cuando se incorporan autores como Juan de Anchieta, Francisco de Peñalosa, Juan del Encina, Mateo Flecha “el viejo”, Cristóbal de Morales, Francisco Guerrero o Tomás Luis de Victoria, a los que se unen ilustres instrumentistas como Luis de Narváez, Alonso Mudarra, Enríquez de Valderrábano o Antonio de Cabezón.

El impulso y la riqueza musical de los siglos XVII y XVIII europeos no tienen, sin embargo, paralelismo en España, ello pese a la grandeza de nuestro teatro del XVII, donde la música tenía una presencia sustantiva, y al apogeo de la tonadilla escénica y la zarzuela, de profundo calado popular. No es que no figuren compositores, pero desde luego no los hay de la altura de Bach, Haendel, Scarlatti o Mozart, por citar tan sólo unos ejemplos, excepción sea hecha de la figura de Antonio Soler. En parecidos términos podríamos hablar del periodo clásico y del posterior romántico, donde apenas cabría señalar el nombre de Juan Crisóstomo Arriaga, prematuramente fallecido.

Cuestión aparte es nuestra zarzuela del XIX, con Francisco Asenjo Barbieri como principal exponente, y todo su desarrollo ulterior, pasando por el género chico,  hasta principios de la siguiente centuria, con hombres de la talla de Tomás Bretón, Ruperto Chapí, Federico Chueca, Jerónimo Jiménez, Amadeo Vives, José Serrano, Pablo Luna y un largo etcétera.

Pero aún merece un capítulo más importante, y este sí de proyección internacional, nuestra música sinfónica, que se inicia al abrigo de los movimientos nacionalistas con Felipe Pedrell, y continúa con Isaac Albéniz, Enrique Granados y Manuel de Falla, que sitúan a la música española en título de igualdad con la del resto del mundo occidental.

Aún sin estudiar y sin valorar en toda su magnitud la llamada Generación de la República, en buena parte debido al obligado paréntesis de la Guerra Civil española, y al posterior exilio de muchos de sus representantes, no se puede dejar de mencionar a Oscar Esplá, Conrado del Campo o a los hermanos Rodolfo y Ernesto Halffter. Es a partir de los años sesenta, cuando la música española vuelve a incorporarse con brillantez a la cabeza de las vanguardias culturales, de la mano de la llamada Generación del 51 y posteriores, y alcanzando un puesto que se mantiene hasta hoy.

Mientras todo esto sucede en España, ¿cómo se desarrolla concretamente la vida musical en Palencia?. Como es lógico suponer, las mismas lagunas o, si se quiere, las mismas deficiencias en el terreno historiográfico que afectan a la historia de la música antigua, y muy especialmente hasta los siglos XV-XVI, son las que intervienen en el general desconocimiento de toda la música palentina en ese amplísimo periodo. Es a partir del siglo XV cuando empezamos a encontrar documentos relativos a la vida musical palentina, y éstos, como también viene siendo habitual, se centran en la capilla de la catedral, cuya actividad cabe señalar al mismo nivel que otras capillas catedralicias españolas. En este sentido, hay que dejar claro que en nada se diferencia Palencia de otras sedes episcopales de similar importancia y por eso, extrapolando esos datos, debemos entender que la música en la calle debía correr una suerte paralela a otras ciudades, si bien no es menos evidente que en Palencia no existieron no ya capillas reales –por razones obvias- sino tampoco capillas nobiliarias del mismo rango que otras grandes casas de larga y consolidada tradición o aquellas que pululaban habitualmente en torno a la Corte.

Otra cosa distinta son los músicos. Si todo parece apuntar a la normalidad de una vida musical acorde con otras muchas regiones españolas, también hay que señalar que, tras diversas investigaciones en las fuentes que abordan esta época, siempre hablando desde la prudencia debida por la carencia de documentación, apenas si podemos presentar el nombre del tenor Bartolomé de Oliván, nacido hacia 1560 y empleado en la santa iglesia de Toledo, como originario de la ciudad de Palencia. No cabe duda que debió de haber otros, porque la práctica habitual entonces era que los seises que entraban al servicio de la capilla catedralicia solían ser oriundos del lugar, y parece lógico deducir que al menos una parte de esos niños continuarían luego en el oficio de cantores, pero mientras no salgan a la luz nuevos documentos, no es posible constatar este punto.

Hay otros músicos, sin embargo, que podríamos vincular con Palencia, por ser descendientes de padres y abuelos palentinos, aunque hayan nacido en otras provincias o, simplemente, se desconozca su lugar de nacimiento. Tal es el caso de Juan de Villalarán, seise de la catedral de Toledo, nacido en Valladolid hacia finales del siglo XVI; Manuel de Palenzuela, racionero tiple de la misma catedral, nacido en 1663  en Medina del Campo y muerto en 1717, o los organistas Fray Francisco Pintado y Fray Antonio de la Concepción o Fray Antonio Puertas, ambos nacidos hacia 1720.

Capítulo aparte merecen Alonso de Mudarra y Enríquez de Valderrábano, ambos importantes compositores y vihuelistas, y ambos autores de sendos tratados de vihuela titulados, respectivamente,  Tres libros de música en cifra para vihuela  y Libro de música de vihuela intitulado Silva de Sirenas. Del primero se dice que nació en la diócesis de Palencia hacia 1510, y estuvo en la catedral de Sevilla desde 1546 hasta su muerte, acaecida en 1580, pasando los primeros años de su vida en casa de los Duques del Infantado, Diego Hurtado de Mendoza e Iñigo López.

 La información sobre el segundo es aún más escasa. Cuando publica su tratado en Valladolid, el año 1547, se dice que es vecino de Peñaranda de Duero, pero Samuel Rubio, en su Historia de la Música Española. 2. Desde el “ars nova” hasta 1600, p. 225, dice que “el apellido, más la frecuencia de su nombre en la provincia de Palencia, son los únicos indicios que militan a favor” de su nacimiento en Valderrábano de Valdavia, Palencia. En cualquier caso, las imprecisiones son tantas que sólo podemos apuntarlas en estas líneas, sin entrar a valorar las certezas o no de tales hipótesis.

Desde principios del siglo XVIII y hasta mi propia incorporación al elenco, no han aparecido indicios de ningún otro músico palentino. Pese a lo inoportuno o inapropiado de hablar de uno mismo, me permito decir, porque así lo vienen considerando el público y la crítica, que mi nombre figura entre los más importantes del panorama musical internacional. Cabe añadir, por otra parte, que desde hace unos años se ha unido el nombre de Santiago Lanchares al haber palentino, compositor al que auguro un brillante porvenir.

Decía al principio que quería ser optimista. Lo exiguo de la escena palentina en los siglos XVII, XVIII y XIX tiene bastante que ver con determinados factores históricos y socioeconómicos que también afectaron a otras comunidades españolas. Pero no es menos cierto que muchas de ellas supieron encontrar un nuevo impulso que Palencia ha tardado en asumir. Es desde hace apenas una década cuando las políticas culturales empiezan a ser una realidad, y todavía habrá que esperar unos años hasta que dichas políticas comiencen a dar un fruto tangible. Entiendo que lo verdaderamente trascendental ahora no es ya discutir por qué hubo en Palencia un parón musical de tres centurias, ni siquiera es imprescindible comprender las razones de esa laguna. Lo que sí es imprescindible es proponerse que nunca vuelva a existir una situación semejante y para ello no hay recetas mágicas, pero sí actuaciones muy efectivas: compromiso institucional, política educativa y sobre todo música, música, música. Madrid, enero 2003

EMILIO CASARES

Homenaje en su 60 aniversario . Libro editado por la SGAE -  Enero 2003

Buena parte de los recién estrenados sesenta años de Emilio Casares han transcurrido cerca de mis casi setenta. Tanto como que nos conocemos desde cuando Emilio empezaba a promover sus inquietudes en la Universidad de Oviedo, allá por la década de los setenta, decidido a convencer a todos de que la musicología tenía que ser una disciplina plenamente integrada en el diseño curricular universitario, de que el estudio de la Historia de la Música -así, con mayúsculas- presente, pasada y futura,  debía necesariamente estar a la altura de otros estudios históricos de las diferentes disciplinas artísticas.

Que estos caminos nunca son fáciles, nadie lo duda. Que empeños semejantes siempre generan las dudas de unos y las críticas de otros, es evidente. Sin embargo, una pizquita de fe en uno mismo, un pellizquito de suerte y mucha, mucha, dosis de trabajo, suelen dar buenos y grandes frutos.

Hoy, al echar la vista atrás, al recordar, por ejemplo, uno de sus primeros trabajos dedicados a la música contemporánea, su 14 Compositores Españoles de Hoy , que publicó en 1982 la Universidad de Oviedo, no puedo por menos que admirar el camino recorrido por Casares en estos poco más de veinte años en los que, amén de su importantísima labor docente en la Universidad Complutense de Madrid, donde ha sido un decidido impulsor para la creación de la Licenciatura en Ciencias Musicales, organiza su temporada anual de conciertos y ha puesto en marcha el Instituto Complutense de Ciencias Musicales en colaboración con la Sociedad General de Autores y Editores, desde donde han salido proyectos de la envergadura del Diccionario de la Música Iberoamericana o la recuperación de numerosos títulos de nuestros fondos líricos, en muchos casos irremisiblemente perdidos para la escena española, además de fomentar trabajos de investigación musicológica que han permitido la incorporación de nuevas generaciones de historiadores en este ámbito.

Pese al esfuerzo en tiempo y dedicación que han supuesto estas tareas, Emilio Casares no ha descuidado nunca su propia vocación, que es, por cierto, el origen de sus logros. De su pluma han salido monografías, ensayos y artículos que le sitúan como un profundo conocedor de la zarzuela, por una parte, y de la música española del siglo xx, por otra. Pronuncia también conferencias y participa en seminarios y foros de debate sobre diversos aspectos de la vida musical española.

Esta relación, que no es sino un breve trazado de sus grandes líneas de trabajo, permite mostrarnos una trayectoria a todas luces merecedora de este homenaje que nos brinda la ocasión de su sesenta cumpleaños. Es un homenaje al que me sumo desde el cariño y el respeto hacia que un hombre que vive, llana y sencillamente, para la Música. Madrid, enero 2003

APUNTES DE ARMONÍA. PRÓLOGO

Prólogo al libro de Salvador Chulia

Muchos son los creadores ilustres que han vertido sus opiniones al respecto de la armonía tradicional. Algunos, diciendo que es engañosa y deficiente, que toda ella no es sino un compendio estilístico de determinadas épocas, que está  agotada y superada, que hoy tan sólo es un paradigma que demostró su efectividad en las obras maestras circunscritas al pasado y, como tal, trascendida por las innovaciones del siglo XX, llegando así al final de un ciclo espectacular para el arte de los sonidos. Otros, por el contrario, preconizan una profundización en la encrucijada entre pasado y futuro, mientras hay, finalmente, quienes afirman que lo ya pasado es lo que anida en la memoria y, en tanto que ‘ésta juega un papel evidente sobre la conciencia, hace que lo aprendido, lo memorizado, se incorpore al presente y, como inmediata consecuencia, se proyecte hacia el futuro.

Pero, independientemente de las esencias que se quieran extraer del concepto de armonía , así como de su posible y/o deseable funcionalidad, lo cierto es que ha sido, es y ser  un objeto de análisis y teorización dentro de la pedagogía musical. Por otra parte, habida cuenta de la importancia que se da a esta materia en los planes de estudios musicales, parecería lógico pensar que sean muchos los tratados publicados al respecto. Sin embargo, la realidad nos dice que se pueden detectar significativas carencias en dicho ámbito.

Partiendo de este contexto, Salvador Ghuliá  ha abordado un estudio teórico y práctico, proyectado en cuatro cursos, al que ha titulado APUNTES DE ARMONIA. El que ahora ve la luz es el primero de un ambicioso plan con el que Ghuliá  pretende llegar, sin demasiados obstáculos, a un conocimiento profundo de los acordes, de las notas extrañas que se incrustan en su interior, de la tonalidad, de las cadencias, de las modulaciones, de la bitonalidad y politonalidad, del serialismo... Un reto importante como concepto y como filosofía que habla con absoluta nitidez de la personalidad de su autor, cuya trayectoria está plagada de galardones muy significativos, de un extraordinario expediente académico y de un catálogo de obras nada desdeñable dentro de la música de cámara, vocal y sinfónica, amén de sus incursiones en el campo de la investigación, en el que cabe destacar, un poco a vuela pluma, títulos como Repentización y Transposición , Música de Cámara y su entorno  y Los Instrumentos Transpositores , junto a su dedicación, en el día a día, a las enseñanzas de Armonía y Composición. Hagamos notar, en fin, que Salvador es en la actualidad  catedrático y director del Conservatorio Municipal de Música “José Iturbi” de Valencia, además de ejercer como director de orquestas sinfónicas, bandas, coros, zarzuelas... dentro y fuera del  ámbito nacional.

Semejante bagaje ha servido para que Ghuli  ofrezca a los estudiantes una herramienta de gran interés con la que puedan adentrarse de forma clara y concisa en la magia de la Armonía en su estado más puro, sin elucubraciones intelectualistas ni planteamientos farragosos contrarios, las más de las veces, al propio espíritu de la Armonía, y destinada a brillar con luz propia en el difícil arte de la enseñanza, por cuanto facilita la apertura de puertas y ventanas para que los alumnos conozcan las interioridades de aquellos elementos que configuran el entramado sonoro, base para caminar por la senda de la creatividad.

Ghuliá , en este primer libro, aborda con total limpieza y rigor la casuística que caracteriza las normas y consejos que unos y otros han evidenciado a lo largo del tiempo, impartiendo doctrina sobre tonalidad, escalas y grados, intervalos, consonancias y disonancias, armonía vocal e instrumental, movimientos melódicos y armónicos, acordes, cadencias... y un cuantioso glosario de sugerencias, consejos, opiniones y ejemplos de gran utilidad, siendo particularmente destacables sus aportaciones sobre las voces y los instrumentos. Es una pincelada inteligente, de bien hacer, una prolífica información que, gracias a su alto nivel, gozará  sin duda del reconocimiento del alumnado.

Finalmente, debemos agradecer a Salvador Ghuliá  el legado de esta singular obra, nacida de las vivencias acumuladas a lo largo de su intensa actividad profesional, que le han permitido afrontar una creación de altos vuelos nutrida de sus ilusiones, inquietudes, sabiduría..., así como de un entusiasmado deseo de acercamiento y de comunicación con los posibles destinatarios de estos magníficos APUNTES DE ARMONIA, sin duda un referente de amplias expectativas para la pedagogía musical. Madrid, octubre 2001

HOMENAJE A LEO BROUWER EN SU 60 ANIVERSARIO

Solicitado para el Homenaje dado por la Orquesta de Córdoba

Dicen que hay dos tipos de homenajes: los merecidos y los regalados. O, dicho de otro modo: los que surgen desde el cariño, la admiración y el respeto hacia el homenajeado, o los que obedecen a alguna suerte de compromiso de motivaciones distintas a las anteriores. Creo que en el caso que nos ocupa, el homenaje que la Orquesta de Córdoba ofrece a Leo Brouwer pertenece, sin duda, a la primera categoría, porque no es sino el fruto, el buen fruto, de los años consagrados a un proyecto común.

Guitarrista, compositor, director de orquesta... Brouwer ha demostrado, desde sus primeros pasos en la música, ser un artista completo y de gran talento, que ha brillado con luz propia en la guitarra, y que sigue brillando con esa misma luz en la composición y en la interpretación. Un creador inquieto, imaginativo, ilusionado... un hombre, en definitiva, nacido para hacer música, a cuyo merecido homenaje me sumo desde estas líneas, deseándole un futuro de grandes éxitos. Madrid, 28 septiembre 2001

CORAL VACCEA: 25 AÑOS POR LA MUSICA

Homenaje a la Coral – Solicitado por Manuel Escudero – Febrero 2000

La celebración de los aniversarios siempre trae consigo algo mágico, especial, tanto por lo que tienen de recapitulación, como porque implican propósitos nuevos, nuevas metas con las que ampliar los horizontes. La Coral Bachea cumple este 2000, su veinticinco aniversario, y bien puede recapitular una historia forjada con esfuerzo y entusiasmo, que es como se forjan las historias que aspiran a ocupar algún día un hueco en la memoria colectiva. Desde luego, la Coral Bachea tiene ya ese hueco en la memoria de los palentinos, como hija que es de esta tierra, que es la mía, pero también en la de los castellanos-leoneses, que sobradamente conocen y admiran su labor, como la admiran cuantos han podido entrar en contacto con su profesionalidad y dedicación a la música.

Puede decir esto no sólo desde mi seguimiento en la distancia de su trayectoria, sino especialmente porque he tenido la satisfacción de trabajar a su lado. Recuerdo, por ejemplo, cuando interpretaron “Españolía”, pero, sobre todo, guardo una gratísima impresión de cuando estrenaron “La Bella Desconocida - Homenaje a la Catedral de Palencia”, en octubre de 1994, un acontecimiento en el que volcaron todo su esfuerzo y, lo que es más importante, todo su cariño.

No cabe duda de que la Coral Vaccea es una entidad viva, que ha ido progresivamente superando objetivos de mayor alcance. Esta sana ambición que ha animado su historia es la misma que anima la proyección de su futuro próximo, que estoy seguro seguirá acompañado del prestigio y éxito que, sin duda, merecen. Pero para ello, es también necesario gozar de los elementos que posibiliten su estabilidad económica y su promoción artística, cuya responsabilidad no debe sólo recaer en manos de sus gerentes o de los espectadores, sino además en las instituciones públicas, contribuyendo así a velar por el enriquecimiento de nuestra cultura, de la que la Coral Vaccea forma parte con nombre propio. ¡Muchas Felicidades!. Madrid, febrero 2000

HUMBERTO QUAGLIATA

En ocasión de la entrega de la “Medalla al Mérito artístico”  a Humberto Quagliata en la Casa de América de Madrid

Mi  relación con Humberto Quagliata se remonta a los años en  que el joven pianista uruguayo se instalaba en España, proyectando una carrera profesional que es ya larga y fecunda. Siendo un intérprete que ha dedicado su atención y esfuerzo a la música contemporánea, ha merecido los mayores elogios tanto por su depurada técnica como por su exquisita sensibilidad, así como los más prestigiosos premios a nivel internacional uno de los más recientes, la Cruz de Caballero de la orden de Mérito Civil. Mis obras le interesaron desde que tuvo conocimiento de ellas,, destacándose desde el principio como un magnífico traductor de las mismas. Títulos como “Juguetes para pianistas”(1973), “Pieza Caprichosa (1978/79), “ Una Página para Rubinstein” (1887), han formado y forman parte de su programación habitual y las ha llevado en los conciertos que ha ofrecido por todo el mundo. En 1995, compuse dos obras que Quagliata me encargó expresamente para él. “Sonata 12” y “Meditación”. La primera fue estrenada en Florencia en julio de 1995, mientras que la segunda, escrita para los actos del denominado <año Falla>, en conmemoración del cincuenta aniversario del fallecimiento del maestro gaditano, tuvo su primera audición en Luxemburgo en febrero de 1996.

 Quagliata ha dedicado varios conciertos monográficos a mi obra, como el celebrado en el festival Internacional de Palma de Mallorca en 1998, amén de haberse sumado a los homenajes que recibí con ocasión de mi sesenta aniversario. En sus manos, mis obras han sonado en las salas y auditorios de Latinoamérica, Estados Unidos, Europa y Asia, siempre acompañados de gran éxitos, que la crítica especializada de los diferentes países que han venido corroborando. Madrid, diciembre 1999    

CONJUNTO IBÉRICO DE VIOLONCELLOS: DÉCIMO ANIVERSARIO

Solicitado por Elías Arizcuren  para un libro conmemorativo – 1999

Entrar en contacto con el Conjunto Ibérico y, por ende, con su director, Elías Arizcuren, ha sido una de las experiencias profesionales y personales más gratificantes de mis últimos años. Tenemos ante nosotros una agrupación que trabaja con ahínco, que mima con esmero cada proyecto que lleva adelante, que persigue infatigable la perfección en sus interpretaciones, que ofrece en sus actuaciones unos programas inteligentes... pero, sobre todo, que ha declarado un compromiso férreo con la música contemporánea, precisamente en un mundo don de la gran mayoría elige la seguridad del éxito más inmediato que proporcionan sensibilidades ya firmemente afianzadas.

He podido saborear todas estas cualidades a través del recorrido de una obra que escribí para ellos: CAMINANDO POR LA AVENTURA, cuya traducción debo calificar de soberbia, una verdadera lección interpretativa. Tanto en su versión concertística como en la posterior de ballet, la obra ha seguido viva en sus manos, lo que constituye la verdadera aspiración de todo creador. Lejos del habitual tandem  nacimiento y muerte al que nos tienen tristemente acostumbrados a los autores de hoy, su ejemplo pone de manifiesto una exquisita sensibilidad multicultural, pero a la par dando a conocer lo que les es propio. Así, hemos tenido la oportunidad de saber de los compositores holandeses, cuya música pasean por todo el mundo como auténticos embajadores.

Arizcuren, tras diez años poniendo en práctica tantas y tan buenas cualidades, tras diez años trabajando, en suma, al servicio de la música actual, ha situado a su Conjunto Ibérico en un primerísimo nivel en el espectro internacional, donde su presencia es constante. Tan magnífica labor bien merece cuantos apoyos institucionales sean posibles, a fin de garantizar la estabilidad de un futuro que se antoja aún más rico y diverso. Como autor no puedo por menos que darles las gracias, algo que espero seguir repitiendo dentro de otros diez años. Entretanto, Muchas Felicidades. Madrid, abril 1999

CARMELO BERNAOLA: Setenta aniversario

Homenaje en Granada, solicitado por José García Román, - abril 1999

Mucho ha llovido desde que conociera a Carmelo allá por el año 1960 . Ambos éramos estudiantes en Roma y ambos teníamos el firme propósito de alcanzar una buena y completa formación que nos permitiera sacar el mejor modo posible y con la máxima intensidad, a ese músico que llevábamos dentro.

Han pasado ya casi cuarenta años, toda una vida desde aquellos tiempos jóvenes hasta este umbral de la séptima década que Carmelo está a punto de atravesar, y que muchos llaman de la “tercera edad”, aunque yo prefiero considerarla de la “madurez avanzada”. Llega la hora del recuento: ¿somos más sabios, tal vez más humanos?. Y en la música ¡Hemos conseguido enseñarnos, dar lo mejor de nosotros mismos?. Echando la vista atrás, creo que Carmelo ha tenido la virtud de permanecer fiel, al menos en aquellos aspectos que podemos percibir desde el exterior: la personalidad que era entonces, es hoy; el músico que bullía por salir, sigue hoy abriendo las puertas que deseo sigan abriéndose muchos años más. Felicidades. Madrid, abril 1999

25 CAMPANADAS PARA UN AFORTUNADO ENCUENTRO

Historiografía palentina

Encuentros palentinos. Bodas de plata 1974-1999. 

Está visto que no consigo acostumbrarme a estos aniversarios. Vives tan tranquilo, compartiendo tus días con tu familia y tus amigos, realizando tu trabajo con esa normalidad que da lo cotidiano, cuando, de repente, viene alguien y te dice: oye, ¿sabes que estamos de aniversario?. Entonces te sueltan la cifra: veinticinco, cincuenta, setenta y cinco... y ¡zás!, se te caen encima todos los años de golpe, bien cargaditos, eso sí, con una pila de recuerdos que vienen a confirmar que, efectivamente, ha pasado ese tiempo y, aún más, que tú estabas ahí para certificarlo. La noticia te alegra, claro, pero la evidencia te deja siempre un puntito de asombro, porque uno no suele pasarse todo el día pensando en lo que has vivido o en el tiempo que hace de tal o cual cosa. Tampoco sirve de mucho hacerlo, la verdad, porque el concepto de lo temporal es bastante engañoso y nos confunde con facilidad. En fin, que – una vez más-, el 25 cumpleaños de Encuentros Palentinos me ha pillado desprevenido y ahora ando como loco ordenando los rincones de mi memoria, donde se agolpan muchos momentos que el grupo ha dedicado a nuestra tierra y, sobre todo, a sus gentes, a las que tienen la sana costumbre de mimar con absoluto esmero. Yo mismo fui fiel testigo de ello con el homenaje que me brindaron por mi sesenta aniversario – uno también tiene su corazoncito ¡qué caramba” -, pero podría dar fe de un sinnúmero de acontecimientos realmente emotivos, cuyo valor ha conseguido exceder el interés puntual que pudieran presentar un personaje o hecho concretos, y lo excede precisamente por ese calor que ha venido irradiando quienes componen Encuentros Palentinos, un calor sin duda contagioso

Hemos hablado de Palencia, haciendo gala de sus virtudes y lamentando sus defectos y carencias. Cada participante ha procurado aportar sus conocimientos y su experiencia en pro de su desarrollo eficaz, moderno, pero a la par vuelto hacia un espíritu coherente con una historia que se nos muestra brillante, que rezuma sabiduría y gloria por todos sus poros. Un pasado que no sólo hay que conservar, sino además fortalecer, para que siga siendo herencia de las generaciones que nos suceden. Pero también un presente en condiciones tales que pueda convertirse en un futuro para nuestros hijos, y no en un mero vehículo de supervivencia. Es este un tema que me preocupa especialmente y del que he hablado o escrito en numerosas ocasiones. En mi origen en la Palencia montañesa, he padecido y visto padecer las carencias de una tierra dura, escasa en generosidades y halagos, pero no exenta de recursos. De hecho, he tenido también la suerte de conocer una larga época de bonanza económica gracias  precisamente a uno de esos recursos: el carbón. En torno suyo se generó en su momento un entramado que confirió gran vitalidad a la zona, pero hace ya unos años que esa pujanza cayó, dicen que empujada por eso que los especialistas han dado en llamar circunstancias macroeconómicas, y que el resto de los ciudadanos explican de otras maneras bien distintas, porque eso de la macroeconomía suena más a chino que a castellano. Sea como fuere, el paso del dinamismo a la depresión nunca es lo suficientemente suave, amén de que conlleva consecuencias a menudo imprevisibles para los pueblos o las comarcas afectadas. Sí tengo la convicción , no obstante, de que ese carácter del palentino, hecho de paño espesa, jugará a su favor a la hora de recuperar el estatus que merece.

Hechos como éste deben exponerse a la luz sin tapujos ni perjuicios de cualquier índole, ya sea político, económico o social, y debe hacerse, a mi entender, tanto desde una responsabilidad individual como colectiva. Encuentros Palentinos ha sido, a lo largo de estos veinticinco años, un foro de debate comprometido socialmente con su tiempo y lugar, dando cabida, entre otros muchos, a temas de la trascendencia del que acabo de enunciar, sin otro ánimo o interés que el de abrir vías de solución a los problemas o, cuando menos, el de fomentar marcos de diálogo apropiados a los fines pretendidos.

No quiero dejar pasar la oportunidad de señalar que toda esa labor se hubiera visto sin duda muy mermada si no hubiera ido acompañada de un ambiente de sincera amistad, que desde aquí quiero agradecer, especialmente en la persona de Santiago Älvarez-Barón, infalible animador y palentino de pro. Creo que en ello radica buena parte del secreto de su longevidad, que espero se prolongue otro tanto y pueda volver a verme sorprendido. ¡Muchas felicidades! Madrid, julio 1998

PREGÓN PARA LAS FIESTAS DE SANTIBÁÑEZ DE LA PEÑA (PALENCIA)

Fiestas de San Jerónimo 1997- Pregonero

Queridos Santibañeses:

 Como paisano vuestro, ha sido para mí un honor que me hayais elegido pregonero de estas fiestas dedicadas a San Jerónimo.

Os preguntareis, tal vez, qué tengo yo que ver con Santibáñez. Es una pregunta lógica, porque hace muchos años que no he tenido ocasión de visitaros. Pero, a pesar de esta ausencia tan prolongada como involuntaria, en otro tiempo fui asiduo de esta localidad, con la que contraje estrechos vínculos. De hecho, no es ésta la primera vez que participo de vuestras fiestas. Posiblemente sabréis que formé parte de la Orquesta del vasco, con la que recorrimos muchas fiestas de la región y, entre otras, las de San Juan de Santibáñez, así como de la banda Municipal de Guardo, con la que, al menos en una ocasión, tomé parte de las fiestas patronales de Las Heras.

Pero, además, hubo otros vínculos los jóvenes no lo habéis conocido, pero muchos de los presentes sí recordareis aún el salón de baile que abrió aquí mi padre, allá por  los años cincuenta, al que se le conocía como el “salón de Prieto” o el “salón de abajo”. Pues bien, en aquella época, todavía un “guaje”, solía yo tocar con un grupo o conjunto, como le decís ahora, aunque los de mi generación, que ya somos más nostálgicos ,nos atrevíamos a llamarlo orquesta. Lo cierto es que por aquellas fechas, amén de durante los domingos del año – que había que ganarse el pan -, hacíamos sonar nuestra música para amenizar, espero que con buena fortuna, esos ratos de convivencia vecinal, alegre y ruidosa, propia de toda jarana que se precie.

Recuerdo, además, con mucha simpatía esa especie de pique que había con otro salón, llamada “ el de arriba”. Los músicos competíamos para conseguir atraernos al mayor número de personas, pero era una competencia que tenía su chispa de encanto e  implicaba cierta dosis de imaginación. Dado que entonces compaginaba mis actuaciones en el “salón de abajo” con las del Pagasarri y la Banda Municipal de Guardo, en ocasiones venía con ésta última para dar mayor “realce” a la cosa. Quiero pensar que de esos piques se beneficiarían los mozos y mozas de aquel entonces, más que nada porque me gustaría saber que al menos pasaron a formar parte de sus anécdotas, de esas historietas que les contamos a los nietos al amor de la lumbre.

En fin, eran otros tiempos, ni mejores ni peores que los de ahora, sino simplemente distintos, pero permitidme que los traiga a estas líneas parque para mí, y seguramente os pasará a muchos de los que estáis aquí hoy y sois de mi generación, tiene el valor inigualable de pertenecer a mi juventud. Por otra parte, conservo un entrañable cariño hacia esta etapa, porque en ella se fraguaron mis comienzos como “profesional” de la música, a la que bien puedo decir que he dedicado la mayor parte de mi vida. Pero hay algo más importante y, es que en ella me acompañaron muchos amigos, entre otros vuestro alcalde,-a quien quiero agradecer desde aquí su invitación-, amigos que me demostraron toda la generosidad y el afecto desinteresado, que han sido y son símbolos claros de la idiosincrasia de los palentinos, pero mucho más aún de los montañeses, esta zona que habitamos y en la que, por sus peculiares características, términos como la solidaridad, tan de moda hoy en día, se vienen practicando desde tiempos remotos.

Soy consciente de los problemas tan duros que han azotado la comarca, pero no es este el momento ni el lugar para pensar en ellos, sino más bien el momento y el lugar oportunos para alentarla mirada hacia delante, para sacar esos “arrestos” de los que habéis hecho gala los santibañéses más de una vez, y conseguir poner al pueblo ni más ni menos que en el lugar que debe ocupar. Sé que trabajáis a conciencia en este sentido, y se me antoja que no hay mejor que unas merecidísimas fiestas para aplaudir y vitorear vuestro esfuerzo, así es que, como ya estaréis deseando empezar, finalizo estas palabras, que al fin y al cabo, ya lo dice el refrán, “lo bueno, si breve, dos veces bueno”, eso sí, no sin antes mandaros un abrazo muy, muy fuerte a todos y agradeceros, una vez más, que hayáis hecho posible este gratísimo reencuentro. ¡Ah!, y muy especialmente, que disfrutéis de la música, que por algo es una de las artes más hermosas

¡Ánimo santibañeses y arriba esas fiestas!. ¡!Viva Santibáñez!!. ¡!Viva San Jerónimo!! Santibáñez de la Peña, julio 1997

75 ANIVERSARIO DEL CLUB  DEPORTIVO DE FÚTBOL DE GUARDO (PALENCIA)

Solicitado por la dirección  del Club de Fútbol

A veces sucede que una noticia consigue sacudir los rinconcitos de la memoria para dejar caer recuerdos que aparentemente tenías ya olvidados, pero que en realidad sólo estaban esperando a que algo o alguien provocara su nueva salida a la luz.

Mucho de esto me ha pasado cuando me pidieron que escribiese unas líneas con motivo de cumplirse el 75 aniversario de C.D. Guardo. ¡¿75 años ya !? , pensé. TY de pronto, me di cuenta de que mis recuerdos me llevaban nada menos que hasta la década de los cuarenta, y de que habían pasado la friolera de cincuenta años desde que, siendo un chaval, iba los domingos al campo de Valdelera a ver jugar a los mozos a un deporte que entonces era pura diversión y sana competencia, poco que ver con el fabuloso negocio en que se ha convertido hoy día.

Lo que sí tenían en común, antes y ahora, era esa condición de ídolos, casi héroes, que envolvía a los jugadores. Tuve la oportunidad, además, de compartir con ellos algunas horas de merecida “juerga” después de los partidos, no participando directamente, porque apenas contaba 10 ó 12 años, pero sí contribuyendo desde la tarima de los músicos, ya que tocaba en el Pagasarri con la orquesta de Pepe “el vasco” en el Iris, bailes que muchísimos guardenses tendrán todavía en su memoria. Los mozos solían ser generosos con los músicos. Recuerdo en particular una anécdota protagonizada por uno de los jugadores – no voy a dar nombres, si él lee estas líneas, seguro que se acordará -: Un día actuamos en Guardo la Banda Municipal y el Coro Peña Aguilón de Aguilar. Al terminar, fuimos al bar Covadonga y al vernos entrar, mandó que nos invitaran a toda la banda y al coro, ¡ahí es ná!.

De la alineación de mis tiempos, guardo un recuerdo claro de casi todos ellos: me vienen a la memoria nombres como Maquíbar, Pepe Vázquez, Estebines, Seve, Eugenio, Gonzalo, Mero y tantos otros, en fin, que con sus proezas hicieron las delicias de los chavales. En los cincuenta años transcurridos, se que algunos ya no nos acompañan, mientras que del resto he ido teniendo referencias más o menos actualizadas, al menos para saber de sus vidas. A unos y otros, quiero enviarles desde aquí, aprovechando la ocasión, un caluroso abrazo allá dondequiera que estén. A los que estáis ahora, Muchas felicidades y ánimo para que sigáis adelante otros 75 años. Madrid, julio 1997

CARLOS GÓMEZ AMAT, EN SU SETENTA ANIVERSARIO

Opiniones de personajes del mundo musical, insertado en el programa de mano del Concierto Homenaje ofrecido a Gómez Amat, en su setenta aniversario – Sala de  Cámara del Auditorio de Madrid – 30 de octubre de 1996

Siempre es una alegría la noticia de un aniversario, incluso para cumplir setenta años que, como todo el mundo sabe, es hoy en día la cifra  estrella para eso que se ha dado en llamar “tercera edad”.

No estoy muy seguro de las condiciones que hay que reunir para entrar en el club de la tercera edad, al margen, obviamente, de la propia edad, pero de lo que sí estoy seguro es de que a Carlos, sus recién estrenados setenta, le han hecho subir un peldaño más en la escalera de la sabiduría y abrir un nuevo hueco en el techo de su ya dilatada memoria. Porque no olvidemos que estamos ante un hombre que ha sido testigo de todas las innovaciones artísticas, y más concretamente musicales, que se han producido en nuestro siglo, de modo que tengo el convencimiento, a la par que el deseo, de que su nueva década nos seguirá ofreciendo sus apreciaciones y análisis con la misma lucidez que en él, más que una característica, es una virtud. ¡Muchas felicidades!. Madrid, 30 de octubre de 1996

COMENTARIO PARA EL CD DE LOS PREMIOS JÓVENES COMPOSITORES DE LA SGAE

Insertado en el cuadernillo del CD, patrocinado por la SGAE

Acertó la Sociedad General de Autores de España cuando instituyó en 1987 los Premio SGAE, y también lo hizo, el Centro para la Difusión de la Música Contemporánea -CDMC- al sumarse a aquella iniciativa.

La filosofía que su momento dio vida a estos Premios se inscribe dentro del marco que la Sociedad ha establecido en los últimos años, orientado al apoyo y difusión de cualquier tipo de actividad relacionada con la cultura y con el potencial creativo que ella representa, sin olvidar en ningún instante sus obligaciones en el terreno de la investigación. No en vano es poseedora de un extraordinario legado que personaliza su pasado y que, junto con el presente, harán posible una proyección de futuro prometedora y eximia.

Es importante, o muy importante, que las entidades  que sean sensibles a las manifestaciones artísticas, a la elevación de ese fluído vital que sin duda es el arte, siempre ligado al progreso social y, en definitiva, a todo cuanto ayuda a crear ilusiones, estímulos... bienes más bien escasos y sin embargo necesarios para llevar a cabo esa labor callada que generalmente envuelve la cotidianidad de los autores, amén de que con ello se cultivaría un reconocimiento a las distintas parcelas de la cultura, la mayoría de las cuales se encuentran más bien alejadas de lo que, en mi opinión, les pertenece por méritos propios.

En este sentido la SGAE desarrolla hoy una ponderada y fructífera actividad con resultados muy positivos y de auténtica primicia en la España actual. Podríamos citar, a título de ejemplo, las primas de estreno, los numerosos homenajes tributados a grandes personalidades, la colaboración con la industria musical en todos sus aspectos, la difusión de su repertorio en el ámbito internacional, el patrocinio a diversos eventos culturales en todo el país y, por último, los apoyos a los jóvenes compositores de la llamada música sinfónica a través de los ya citados Premios SGAE, convocados con carácter anual, y cuyas finalidades son las de fomentar la creación musical española y su difusión mediante la celebración de un concierto en el Auditorio Nacional, la grabación en disco de las obras elegidas y la edición de sus correspondientes partituras. Esto hace que independientemente del incentivo económico, nada desdeñable, las creaciones premiadas y también seleccionadas, obtengan una amplia divulgación tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. De todo modo, la Sociedad General de Autores de España no solo cumple con sus objetivos primeros sino que pasa a desarrollar una suerte de mecenazgo que, desde el más vivo presente, camina con ilusión hacia el futuro. Madrid, 1995

LA COMUNICACIÓN A TRAVÉS DE LAS ARTES Y LAS LETRAS

Encuentros entre artistas y escritores castellanos-leoneses Casa Palencia- Madrid 16 octubre 1993

Hace aproximadamente cincuenta años, cuando empezaron mis primeros escarceos serios con el aprendizaje de la música, dos palabras podían definir con bastante exactitud la situación a la cual nos enfrentábamos un reducido grupo de <chalados> empeñados en dedicarnos a tan noble arte : buena voluntad. Y no crean que digo esto porque me asalte el afán de heroicidad o influido por la benevolencia que me otorga el paso de los años., sino porque de verdad se necesitaba una fuerte dosis de buena voluntad para adentrarnos en un oficio con medios prácticamente nulos y en una sociedad que, a pesar de tener tan arraigada la música popular, era tan ajena a la llamada música “culta”. Las posibilidades se ceñían entonces a encontrar a alguna persona en el entorno que, teniendo los oportunos conocimientos, contara también con el entusiasmo necesario para dar clases a unos alumnos que tropezaban continuamente con dificultades tales como la ausencia de trasporte, la falta de tiempo o la necesidad de trabajar. No olvidemos que estamos hablando de una época muy crítica para España.

Pensar en academias o en conservatorios entraba ya en el terreno de la aventura, porque tan sólo contaban con estos centros, un puñado de ciudades de toda la geografía y el acceso, para quienes acudían de puntos lejanos, requería amén de esfuerzo, una buena cantidad de dinero. Me consta que tales circunstancias hicieron que muchos se quedaran en el camino. En mi caso, quizás por mi ocasión  única y temprana y por el apoyo, incondicional de mi familia, tuve la oportunidad de hacer realidad mis sueños.

Ahora, rememorando aquella etapa, me satisface contemplar los cambios que se han producido en Castilla y León al respecto. El hecho de que cada provincia esté dotada de sus respectivos conservatorios e incluso se cuente con algunas academias, es de por sí  un logro de suma importancia del que debemos felicitarnos, pues en cierta medida refleja el pulso de las inquietudes sociales. La reflexión aquí viene, a mi juicio, marcada por la dinámica cíclica que preside todo el funcionamiento de la naturaleza y en este caso se resume en algo tan sencillo y tan antiguo como la ley de la oferta y la demanda, es decir, la existencia de la demanda obliga a la dotación de medios para satisfacerla, y su vez, esa dotación de medios genera mayor demanda. ¿Quiere esto decir que debería existir un conservatorio en cada pueblo si hubiera una mínima demanda?. Mi respuesta es que no, y me explico : el mal endémico que ha padecido la enseñanza de la música en España es que siempre se le ha mantenido fuera de los planes educativos. En consecuencia, los niños han tenido que aprender fuera de los horarios habituales de estudio y acudiendo a los conservatorios, con lo cual éstos se han masificado y en muchos casos han aplicado restricciones a los nuevos ingresos. Nuestro primer y gran caballo de batalla pasa por que la enseñanza de la música, en su estadio primario, quede plenamente integrada a lo largo de la distintas etapas del sistema educativo, mientras los conservatorios deberían impartir exclusivamente los grados medio y superior.

Cambiar el programa que describo me parece una lucha prioritaria de las instituciones. Algunas Comunidades se han lanzado a la creación de centros públicos y han propiciado el nacimiento de numerosas academias privadas, lo cual, a falta de algo mejor,, es encomiable, pero me gustaría insistir desde estas líneas en que la solución pasa por una reforma a nivel profundo, desde los cimientos y creo que Castilla y León tiene un peso de primer orden para dirigir sus esfuerzos en esta dirección.

Planteado así el pilar básico, quedan otras cuestiones igualmente prioritarias, como son los canales de difusión de la música. Y no quiero dejar la ocasión sin manifestar mis mayores elogios hacia lo que considero un hito en la historia musical castellano-leonesa : la creación de la Orquesta Sinfónica Castilla-León. La música pierde todo su sentido si no puede escucharse y su vehículo natural son los recreadores, desde los solistas hasta las formaciones orquestales más amplias. Estas últimas son probablemente, las de mayor complejidad, no solo por su dimensión humana sino, especialmente, por el elevado coste de mantenimiento. Ello prácticamente obliga a que sean instituciones públicas las que promueven su existencia definiendo su carácter de servicio público en el ámbito sociocultural.  Nuestra Comunidad ha sabido coger el pulso a la sensibilidad de sus ciudadanos y por ello debemos felicitarnos todos. Otra cuestión discutible sería la política de programación  al hilo de su condición pública ,pero necesitaríamos varios folios antes de llegar a una conclusión. No obstante, entiendo que una buena línea de actuación haría coexistir autores clásicos y contemporáneos con una atención muy significativa hacia los compositores españoles, y en cada caso, de aquellos que tienen su origen en la Comunidad autónoma a cuyo ámbito se circunscriben las respectivas orquestas. Esto redundaría en beneficio de todos : ciudadanos, instituciones, intérpretes y autores, pues no perdamos de vista que la defensa del patrimonio cultural es lo que mejor define a los pueblos y también la mejor herencia para nuestros sucesores.

En cuanto a la red de auditorios, el avance, en líneas generales ha sido también positivo respecto a épocas anteriores. Sin embargo, el trabajo es lento y constante y aún queda mucho por hacer. Me consta que se han habilitado algunos teatros como salas de concierto. Así mismo, conozco el auditorio construido en el recinto ferial de Valladolid....  Alabo logros, más creo que no sería justo conmigo mismo y con quienes puedan leer estas páginas, si no reclamara más y mejores espacios donde los aficionados encontraran respuesta a su querer musical.

Aplausos, pues, y satisfacción por el proceso evolutivo que ha experimentado Castilla y León en estos cincuenta años de los que he sido testigo. Quedan ahí los “peros” para quien corresponda recogerlos y, sobre todo, mi entera disposición para colaborar en la normal integración de la música en esta tierra que es mía. Madrid, 16 octubre 199

JOAQUÍN RODRIGO, UN PERSONAJE DE EXCEPCIÓN

Escrito para el 90 aniversario de Joaquín Rodrigo, en el libro editado por SGAE, - pags 89-96  - Madrid 1991

En este año de 1991 se cumple el 90 aniversario del maestro Rodrigo. Noventa años dedicados casi en su totalidad a la música, con una entrega capaz de superar las a veces crueles vicisitudes que nos depara la vida; con un cariño que ha resistido el paso del tiempo sin dar opción a la indiferencia, con una humildad, en fin, de quien sabe agradecer los dones que ha recibido. ¿Qué menos se le puede ofrecer que el homenaje cálido y sincero de sus oyentes y admiradores?. Como español primero y como músico después, me alegra ciertamente tener la oportunidad de participar en el que, sin duda, será uno de los más ambiciosos homenajes jamás rendido a un compositor de nuestra tierra. La iniciativa le corresponde a la Sociedad General de Autores de España y en su desarrollo está poniendo todos los medios a su alcance para lograr las más altas miras, a las cuales deseo sumarme desde estas líneas.

Joaquín Rodrigo es hoy un ciudadano del mundo con todas las connotaciones que ello implica. Ha sido ampliamente laureado en varios países con el merecimiento de quien ha paseado su arte reclamado por un público que lo considera como algo muy cercano a su sensibilidad. Doctor “Honoris Causa” por las Universidades de Madrid, Salamanca y California, galardonado con la Enmienda y la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio, la Orden de “Officier des Arts et Lettres” del gobierno francés, la Orden de “Caballero de la Legión de Honor”, la “Espuela de Plata” de México, la “Medalla de Oro” de las Bellas Artes, la “Gran Cruz del Mérito Civil, la “Medalla de Oro” del Mérito en el trabajo y un largo etcétera que avala suficientemente la talla humana y artística de este autor del mediterráneo español.

La situación actual que disfruta Rodrigo no es, en modo alguno, fruto de la casualidad o de la buena suerte. Aunque esta última juegue en ocasiones un papel importante en el devenir profesional, de nada servirá si no está respaldada por un trabajo que consolide los resultados en el tiempo, proyectando por encima de todo su propia calidad. Es en este terreno donde Rodrigo se mueve con total soltura, donde nos presenta un conjunto de ideas cuya naturaleza, sutil e innovadora aleja toda sombra de duda respecto al porqué de un éxito que traspasó nuestras fronteras hace ya cinco décadas cuando, un 9 de noviembre de 1940, Regino Sainz de la Maza y la Orquesta Filarmónica de Barcelona, dirigidos por César Mendoza Lasalle, estrenaba el “Concierto de Aranjuez”.

Como se suele decir el “Concierto de Aranjuez” nació “de pie” y así ha permanecido hasta nuestros días. No cabe duda de que esta obra marcó el comienzo de una etapa feliz y fructífera para su autor. Rodrigo había pasado hasta entonces una serie de años plagados de dificultades en todos los aspectos, y su éxito, coincidente con el nacimiento de su única hija, fue como una inyección de ánimo y moral.

El “Concierto de Aranjuez” estuvo rodeado desde su estreno de una serie de elementos que contribuirian en mucho a su favor al margen de la música contenida en la partitura – llena de lirismo, sugerencias, comunicatividad – Rodrigo supo proporcionar a los guitarristas un género, el concertista, que escaseaba en aquellos instantes en sus repertorios, a la par que dignificaba la relación de la guitarra española con las salas de concierto del mundo entero, de las que siempre se había encontrado alejada. Hay que señalar también que el maestro ha sabido ganarse al público, ha sabido conectar con el oyente hasta hacerles sus cómplices.

El que una obra lance a la fama a su autor de una forma tan contundente como el “Concierto de Aranjuez”ha dado al conjunto de la obra de Joaquin Rodrigo  un punto negativo lamentable sin duda, pero previsible en cuanto que la identificación creador-cosa creada  alcanza un grado tan elevado que tiende  a apartar de sí cualquier atención que no se centre en esa unidad.. Podríamos rescatar de la memoria ejemplos muy significativos: ¿Quién disociaría el binómio Cervantes-Quijote; o ¿Quién no señalaria a Gaudí como padre de la Sagrada Familia?. Sin embargo Cervantes inmortal por su novela sobre las aventuras u desventuras de un flacucho caballero llamada Don Quijote de la Mancha escribió muchas otras obras memorables, siendo como era inteligentísimo observador de la sociedad de su tiempo. Del mismo modo Gaudí dejó para la ciudad de Barcelona la silueta inacabada de un templo que imaginamos bellísimo, pero también concluyó una larga serie de estructuras arquitectónicas que nos hablan de un hombre plenamente renovador con una imaginación desbordante dotado de un gusto exquisito, armonioso, recreador.

Con Joaquín Rodrigo nos enfrentamos a una situación en cierto sentido semejante. Su catálogo de composiciones, unas ciento setenta, dan una idea clara de lo fecundo le sonriera hace más de cincuenta años, no sirvió para que “durmiera en los laureles”, entes bien, una gran mayoria de sus obras están echadas a partir de 1940 y delatan la continua búsqueda de la superación artística. Títulos como “Cuatro madrigales amatorios”, “Ausencias de Dulcinea”, “Fantasía para un gentilhombre”, “Concierto Madrigal”, Concierto Serenata”, “Concierto Pastoral”, “Concierto de Estío!, “Cántico de San Francisco de Asís” o su “Preludio al Gallo Mañanero”, superan unas veces o cuando menos igualan otras, la calidad del “Concierto de Aranjuez”. ¿Por qué curioso capricho del destino musical pues, no han tenido estas partituras una resonancia similar? . Tengamos en cuenta que, en un país como España, donde la tradición musical es ciertamente pobre, a Rodrigo se le conoce perfectamente fuera de los círculos  de la llamada “música clásica”. Podríamos pensar que ello se debe a la innumerable cifra de versiones que se han hecho en música ligera y jazz de su concierto y, probablemente tendríamos razón, pero no podemos olvidar que si se dieron esas versiones fue por el interés que la propia música ha suscitado desde su primera audición, de tal forma que volveríamos aquí al eterno problema de la relación cusa-efecto cuya discusión sería interminable.

Por el contrario, los que nos dedicamos a la tal vez mal denominada “Música seria” si conocemos y admitamos las composiciones previamente citadas y quiero aprovechar la oportunidad para llamar la atención de los posibles lectores de estas páginas, sobre un título concreto: el” Concierto de Estío”.

Cuantas veces ha surgido la ocasión de acercarme a este “Concierto de Estío” he tenido la sensación de hallarme frente a una obra en la que las transparencias, las sugerencias, la frescura, la sencillez y el ingenio relucen con un brillo muy particular, creando un lenguaje que refleja maravillosamente la filosofía en materia musical de su autor. Sin que sea mi intención traer aquí en análisis riguroso de la obra, si que pretendo comentar brevemente las líneas generales que la caracterizan, tanto en su forma como en su contenido, a la par que expreso un sentimiento personal.

“Concierto de Estío” se estructura en tres partes – Preludio, Siciliana y Rondó – en las que se conjugan los modelos clásicos conlas propuestas estilísticas inherentes al compositor. El primer movimiento es iniciado por el violín solista con un diseño melódico sustentado por un marcado carácter rítmico que, en su amplio caminar, ofrece toda una serie de transformaciones que viene a enriquecer, una tras otra, a la fuente que les dio origen. La orquesta, siempre diáfana y de un modo especial en el principio, participa con toda fidelidad de la inventiva que expones el violín, lo cual pone de manifiesto que no hay ningún elemento extraño en el entramado orquestal que arropa al instrumento protagonista. De él nace y con él convive a lo largo de esta primera parte, en unas ocasiones como elemento de apoyo , en otras como interlocutor dialogante y, finalmente, como vehículo de integración de aquellos acontecimientos que así lo requieren.

Existe una interválica muy cuidada, primorosa  podría decir, presente en todo el proceso creativo del Preludio. Estos intervalos son fundamentales las cuartas y las quintas, junto a ellos las octavas y también, como no, las segundas mayores y menores que nos recuerdan continuamente la impronta de quien las dio vida en la partitura.

Con esta parquedad de medios, produce Rodrigo en dilatado primer movimiento lleno de vigor y de imaginación. Tan sólo en dos momentos esa fuerza da paso a unas secciones donde la calma y la expresividad se hacen protagonistas.

Otros son  los mimbre que tejen la Siciliana. En ella la dulzura, el candor, el encanto, discurren con la naturalidad y la fluidez que de ordinario poseen las obras de los grandes maestros. Los materiales de esta segunda parte enlazan en buena medida con los del Preludio pero con un añadido importante respecto a la interválica utilizada en éste: a las cuartas, quintas, octavas y segundas debemos añadir ahora las terceras y las sextas, de las cuales se sirve el compositor de Sagunto con la suficiente sabiduría y destreza como para convertirlas en el vehículo comunicador más idóneo a sus sentimiento. La planificación formal de este segundo movimiento se desenvuelve en el terreno de las variaciones, útiles propiciadoras de contrastes con los que el autor ha querido jugar en este discurso sonoro. Estas variaciones dan paso a una cadencia breve y fantasiosa que desemboca en la reexposición con la que finalizará la Siciliana.

El Rondó trae de nuevo a primer plano la recreación de los intervalos. En esta ocasión, serán los de octava y esas disonancias de segunda menor tan comunes en la obra de Rodrigo, los que abran prioritariamente el tercer movimiento, en el cual, además, convergen muchos de los conceptos habidos en el Preludio y en la Siciliana, incluido el sistema de diferencias que caracterizaba formal y artísticamente la segunda parte. Ahora bien, hay que tener presente la nueva significación que adquieren cada uno de los recursos ahora empleados, enmarcados dentro de un claro sentido de la continuidad y la percepción de la música, así como de la dosificación de los materiales previamente elegidos y naturalmente, de las aportaciones que deben darse en cada una de las secciones que conforman la pieza.

 Por último, quiero señalar que el maestro Rodrigo ha sabido muy bien lo que deseaba en cada instante y cómo conseguirlo, condiciones que le honran como músico y que, por supuesto, deberían acompañar a todos los artistas.

El “Concierto de Estío” es sólo un botón de muestra respecto de lo que podemos encontrar en el amplio catálogo de Rodrigo. Si el somero análisis de esta composición sirve para despertar la curiosidad de quienes aún no se han acercado al conjunto de su obra, me daría por muy satisfecho, más, en cualquier caso, lo realmente importante es saber que el homenaje que se le va a rendir es merecido con todos los honores y aún será una alegría mayor poder estrechar su mano cuando llegue el esperado evento, que se celebrará en catorce ciudades del mundo, desde Nueva Cork a Tokio, desde México a Londres, pasando por Puerto Rico, Berlín, <Munich, Viena, Cincinati, Buenos Aires, Moscú y como no, Madrid, Barcelona y Sevilla, contando con las mejores orquestas, como las sinfónicas de Puerto Rico, México, Cincinati, Sevilla y de la Radiodifusión Austriaca, además de la Orquesta de Cámara Orpheus, la Filarmónica de Buenos Aires, la Nacional de España y la Ciutar de Barcelona, a las que se unirán con su labor solista Teresa Berganza, los hermanos Romero, Narciso Yepes, Marisa Robles, Justini Díaz, Débora Mariotti y Chistopher Parkenning, entre otros, amén de los directores Odón Alonso, Michael Palmer, Enrique Batis, Jesús López Cobos, Pinchas Stnberg, Luis Antonio García Navarro, Andrew Litton etc...

El despliegue de medios no es otro que el adecuado para un personaje tan excepcional como es Joaquín Rodrigo.

Desde aquí, la más sincera enhorabuena, maestro. Madrid, 1991

MANUEL LOPEZ-QUIROGA  y  PABLO SOROZABAL

“Ojos verdes” – “La Tabernera del Puerto”  y ...  Diciembre 1988

Escrito a la muerte de López-Quiroga y Sorozabal -  Libro Editado por  la SGAE

En 1931 se iniciaba la colaboración con el poeta Rafael de León, a la que más tarde se uniría la de Antonio Quintero. Con ellos compuso Quiroga innumerables piezas maestras para la música popular española. Sus tonadillas, en las que se hermanaban del modo más sencillo – y a la vez más original – muchos de los elementos de géneros como la 1988 se despedía de nosotros y con él nos dejaban su adios dos seres muy admirados y queridos en la vida cultural española; MANUEL LÓPEZ-QUIROGA y PABLO SOROZÁBAL

 

MAESTRO QUIROGA

El maestro Quiroga falleció el 13 de diciembre en Madrid a los 89 años de edad. Su última aparición pública fue en el homenaje que la Sociedad General de Autores y el Ministerio de Cultura organizaron en su honor en  enero de 1986, en el que once compositores españoles – entre los que me encuentro – llevamos a la orquesta sinfónica, 22 de sus temas más famosos para ser presentados en el madrileño Teatro Real en interpretación de la Orquesta Nacional de España.

Manuel López-Quiroga nació en Sevilla el 30 de enero de 1899. A los 7 años aprende de su padre el oficio de grabador y a los 8 ya tocaba el piano de oído. Posteriormente aprendía música con el organista Rafael González Gálvez, además de estudiar Magisterio, Pintura, Dibujo y recibir clases de Composición y Armonía con los profesores Luis Mariani y Eduardo de Torres.

Se ganaba la vida tocando en los cafés y en los intermedios de los teatros, a la par que empieza a componer sus primeras canciones y a cosechar sus primeros éxitos. En 1929 decide venir a Madrid y se dedica a trabajar en el oficio que le había enseñado su padre, oficio que no abandonaría hasta 1934.

Temas como “Ojos Verdes”, “Maria de la O”, “Tatuaje”, “Eugenia de Montijo”, “Coplas de Luis Candelas”, “A la lima y al limón” o “Doña Sol”, han acompañado a más de una generación de gentes que se hicieron receptoras de aquellos mensajes que entonaron un elenco de artistas envidiables para el repertorio de cualquier compositor: Raquel Meller, Concha Piquer, Juanita Reina, Marifé de Triana, Manolo Caracol, Estrellita Castro o Imperio Argentina...  Son tantos los nombres y tantas las canciones que su legado nos servirá para mantenerle siempre vivo en el recuerdo.

 

PABLO SOROZÁBAL

Pablo Sorozábal falleció el 26 de diciembre a los 91 años de edad en su domicilio madrileño. Entre los últimos reconocimientos públicos destacan el Concierto-Homenaje que le tributó la Orquesta nacional con motivo de su 90 cumpleaños y en el que estrenó su obra “Victoriana”(1951)  y la presentación en mayo de 1986 de su libro “Mi vida y mi obra”, editado por la Fundación Banco Exterior.

Tomás Pablo Bautista Sorozábal nace en San Sebastián el 18 de septiembre de 1897. Su interés por la música surge cuando se matricula casualmente en unos cursos de solfeo. Corría el año 1905 y, a partir de entonces, su vida da un giro radical al dedicarse por completo a lo que se mostraba como su nueva pasión. Estudió violín y piano y formó parte de los coros Maitea y Easo y del Orfeón Donostiarra. En 1914 ingresa en la Orquesta  del Gran Casino de San Sebastián. En 1919 se traslada a Madrid, donde pasa a trabajar en la Orquesta Filarmónica.

En 1920 el Ayuntamiento de San Sebastián le concede una beca para estudiar en Leipzig. Allí recibe clases de contrapunto de Stephan Krehl y de violín con Hans Sitt. Este último le anima a presentarse a un puesto de director que había quedado vacante en una de las orquestas de la ciudad . la Gotriansteinwegorchester. .Así se inicia Sorozábal en las actividades de director de orquesta. En 1929 se traslada a Berlín, donde estudia contrapunto con Friedrich Koch.

En 1928 regresa a España y en el ´29 dirige el Orfeón Donostiarra en un concierto celebrado en el marco de la Exposición Universal de Sevilla. Dos años más tarde se haría cargo del orfeón al fallecer su director: Esnaola. Estrena también su primera Zarzuela “Katiuska”, a la que seguiría, en 1933 “Adiós a la Bohemia”, ópera chica con libreto de Pío Baroja. Este mismo año se casa con la típle cómica Enriqueta Serrano y se suceden los estrenos : “La del manojo de rosas”, “La casa de las tres muchachas”, “La tabernera del puerto”, “La Rosario”, “Black, el payaso” y “Don Manolito”.

Sorozábal había asumido la dirección de la Banda Municipal de Madrid en 1936. Con ella recorre durante la Guerra Civil buena parte de la geografía levantina. En 1945 se hace cargo de la orquesta Filarmónica de Madrid, puesto que abandona en 1952. En esta época ven la luz “La eterna canción”, “Los burladores” y “Entre Triana  y Sevilla”.

Aunque aún estrena algunas obras más, el conflicto ocasionado en 1957 cuando Sorozábal acusó a la crítica teatral de estar comprada, hizo que su nombre fuera alejado de las carteleras teatrales españolas. Una de sus últimas composiciones, su ópera “Juan José”, aún inédita entre nosotros.

Sorozábal ha seguido trabajando hasta hace  muy pocos años. De la última década datan composiciones sinfónicas como “Vino, solera y salero”, “Pepita Jiménez” (Paso a dos de la ópera homónima) y “Oración de la madre del torero”, entre otras.

Pablo Sorozábal fue nombrado en 1981 hijo adoptivo de Madrid.

En apenas trece días hemos perdido a los últimos exponentes de unos géneros que protagonizaron varias décadas de la vida musical española. Con ellos no ya desaparecen unos grandes músicos sino, lo que es más importante, dos personalidades de excepción. Descansen en paz. Madrid, 1998

FÁTIMA MIRANDA REGOJO

Carta solicitada por la soprano

Nota: En representación de SAGE, acude a la presentación del libro  “Arte Sonado” de Fátima Miranda e interviene junto a Borja Casani, Llorenç Barber, Fernando Fenfijo y la propia Miranda

Soy conocedor de las muchas cualidades que definen la personalidad de Doña Fátima Miranda Regojo. Así lo avalan la calidad profesional que ha venido demostrando en los sucesivos trabajos que ha realizado y los completísimos estudios que ha cursado con óptimos resultados. A su gran sentido artístico se unen la coherencia y la seriedad en unos planteamientos de continua investigación y aprendizaje que se hacen patentes a la vista de su amplio Curricummm Vitae.

Personalmente, la creo, sin duda, merecedora de la beca que solicita para sus estudios con el prestigioso profesor Yvan Trunzler, con el convencimiento de que los conocimientos que adquiera sobre la música vocal hindú, y en particular sobre el canto Dhrupad, serán de gran utilidad para la cultura musical española. Madrid, diciembre 1988

EN TORNO AL CENTENARIO DE VICTORIO MACHO

Decir a estas alturas que Victorio Macho fue un palentino con amor a su tierra, no es ni aportativo ni novedoso, es sencillamente la constatación de una realidad que de un tiempo a esta parte parece tornarse más viva, más cercana al sentir palentinista. Y ello es importante, es bueno, sólo que otra realidad, diferente a al anterior, aquella que hace referencia a la problemática legal, se erige con fuerza en relación a las inquietudes de las autoridades palentinas y de un modo especial a la labor que paso a paso realizan un grupo de palentinos, encabezados por Santiago Álvarez Barón, a favor de un inmediato traslado a Palencia de la obra de Victorio, hoy enclavada en el Museo de “Roca Tarpeya” de Toledo.

Es evidente que la capital del Carrión recibiría también con amor el legado artístico de su ilustre imaginero, pero quizá no baste con el mayor de los cariños, o con los mejores propósitos, tal vez falten otros detalles... Se ha pensado, verbigracia, ¿por qué el escultor castellano a su regreso de América en 1952 decidió instalar su Museo en Toledo y no en Palencia?. ¿Acaso el artista pensó que su ciudad natal no poseía el ambiente adecuado?. ¿Quizá Palencia no supo conectar con él en el momento oportuno?. ¿A lo mejor existieron otros imponderables?. Podría ocurrir que en las hipotéticas respuestas se hallase la clave de lo acaecido en aquel instante, sin embargo, no seré yo quien las analice, entre otras razones porque tanto los aciertos como los errores del pasado no nos ayudarían a los palentinos en nuestros deseos, en nuestras peticiones a personas o entidades en beneficio de la obra de Victorio. No obstante entiendo, siempre en el terreno de lo individual, que las autoridades palentinas deben esforzarse en la creación de ambientes, de lugares idóneos, capaces de exaltar esas casi cien obras que en la actualidad moran en el “Roca Tarpeya”, en un evidente abandono y que en Palencia, por el contrario, no solo estarían en su habitat natural sino que además formarían un todo perfectamente enmarcable, a poco que Palencia se empeñe en el buen hacer, dentro de lo verdaderamente hermoso. Convivirían  con amor: el artista, el monumental Cristo del Otero y el  Museo Victorio Macho.

Antes hablé de dificultades, ahora bien ellas no deben ser las causantes del desánimo, al revés, deberán considerarse cual estímulos vivos encaminados hacia la consecución de un desenlace feliz para esta empresa  palentinista, cuyo fin último es aquel que todos deseamos para nuestros seres queridos. Así de sencillo, así de humano.

Acabo de mencionar en párrafos anteriores el lamentable estado de la obra del escultor palentino en el toledano “Roca Tarpeya” y debo confesar que no resisto la tentación, como persona dedicada al arte, de constatar la inadmisibilidad de tal descuido puesto que es tarea común la de mimar y conservar, en las mejores condiciones, el patrimonio artístico del ayer y del hoy. Incluso me atrevo a manifestar que las inversiones hechas en la cultura son las que más y mejor hablan de los pueblos.

Premeditadamente he reservado para la coda, un punto sin duda culminante: la referencia a la viuda de Victoria, familiarmente llamada Zoilita y, para ella, para Zoilita, vayan mis mayores respetos. Se dice que el artista es una especie de receptor capacitado para asimilar hechos, pasiones, entornos... Vivencias, en suma, que luego, en el tiempo, previa la transformación, afloran en él en forma de propuestas que, en general, dirige a la comunidad, a cuantos deseen ver, leer u oir dichas propuestas. Si esto es tal cual se relata, cabría la posibilidad de estimar si aquellas personas íntimamente vinculadas a los creadores están o no inmersas en sus respectivos trabajos. A título personal la respuesta es a todas luces afirmativa, ya que estas personas no solamente están allí, en el entorno más inmediato al artista, sino que en numerosos casos son protagonistas de excepción. Todo ello me invita a deducir que si en el pasado la Corporación Municipal de Palencia mantuvo negociaciones directas con el propio Victorio Macho, ahora intuyo que esos diálogos deben  llevarse a efecto con Zoilita ( tengo noticias de que así se está haciendo) y deberán hacerse también con amor, sin olvidar en ningún momento que ella es parte integrante de la obra de Victorio y, por supuesto, la persona que hoy puede hacer que las ilusiones de tantos palentinos sean una pronta realidad.

Por último constatar mi adhesión a los esfuerzos de las autoridades de Palencia y a los de los Encuentros Palentinos en el logro de ese bello empeño que hablará a perpetuidad del ayer, y que ¡ojalá! Se proyecte en el mañana a través del presente. Madrid, 1988

SAMUEL RUBIO, UN EJEMPLO A SEGUIR

Escrito a la muerte del P. Samuel Rubio – Madrid 20 marzo 1986-  Revista LEA

Samuel Rubio, nacido en Posada de Omaña (León) en 1912 y fallecido el pasado día 15 en Madrid, fue una de las grandes figuras de la musicología española del presente siglo. Sus aportaciones a la investigación musical han sido cuantiosas e importantes.

Creo hallarme entre las personas que tuvieron la fortuna de participar de su magisterio, al extremo de poder afirmar que fui su primer alumno y el único en la especialidad creativa.

Corrían los primeros años de la década de los cincuenta cuando por primera vez me acerqué a El Escorial y a P. Samuel Rubio guiado por mi tío el P. Teófilo Prieto (q.e.p.d). Desde el inicio encontré en el P. Rubio la luz que con tanta inquietud y no exenta de penalidades, había estado buscando. Él me enseñó a ver cómo eran las cosas por dentro, a separar la paja del grano, a tener claro que primero está el sujeto, luego el verbo y finalmente los complementos . Una y otra vez insistía en este su predicamento, pero lo hacía con tal esmero y claridad que resultaba poco menos que imposible la sustracción a aquella evidencia. Todo se tornaba asequible, revelador, sorprendente... A través de él surgió el primer contacto de Claudio Prieto con una agrupación sinfónica. Era la Orquesta Nacional dirigida por Ataúlfo Argenta y el marco, el Palacio de la Música, donde, por cierto, años más tarde sería estrenada una de mis primeras obras para orquesta: “CONTRASTES”.

Me cabe el honor de estar entre los pioneros en cuanto al conocimiento de uno de sus trabajos fundamentales, me refiero a su tesis doctoral titulada CRISTÓBAL DE MORALES – estudio crítico de su polifonía-, y la traigo a colación porque ella no es tan solo una obra cimera, es algo más; es, pienso, un ejemplo a seguir. En esta tesis se dan cita la mayoría de las cualidades del que fuera maestro de un servidor y, eran tantas, que uno apenas si pudo retener alguna y, sin embargo, ahí están. Desde su exquisita timidez hasta el sentir espiritual del monje, pasando por la esencia de cuanto él gustaba predicar y que no era sino la penetración en cada uno de los elementos que conforman el todo. Elementos tales como: articulación y características en orden a la melodía, a lo moral, al lenguaje interior del artista... A propósito, citaré una frase del propio Rubio extraída de la citada tesis y que dice así: “ningún artista compone con el fin único de demostrar su dominio de la técnica, sino como impelido por una fuerza interna que le obliga a comunicar a sus semejantes algo que bulle en su mente y arde en su corazón”.

Y bien, con esta hermosa parrafada, allá donde las haya, llego al final del trayecto, a manifestar que el maestro que día a día me internó en la técnica y en el mensaje, me ofrecía, hace tan sólo unos meses (diciembre 1995), la última de sus lecciones magistrales sobre otro ilustre agustino, el Padre Antonio Soler. Con el fruto de esa lección magistral espero estar en condiciones de poder homenajear en un futuro próximo, a la persona admirada, al amigo, al músico, al religioso, a quien una y otra vez me brindó la posibilidad de caminar por el sendero del bien hacer y entender. Madrid, 20 marzo 1986

SITUACIÓN DE LA MÚSICA- PALENCIA: PASADO, PRESENTE  y FUTURO

Encuentros  de artistas y escritores en la Casa de Palencia de Madrid – 7 de mayo de 1982

Al escribir ahora sobre Palencia, me viene a la memoria una conversación que mantuve hace algún tiempo con un amigo. Era uno de esos viajeros <por vocación>. Conocía varios países de los cinco continentes y hablaba sin pestañear de lugares recónditos y experiencias sorprendentes que provocaban la admiración – por qué no decirlo – la sana envidia de cuantos le escuchábamos. Además se preciaba de haber recorrido España de punta a punta. Opinaba, con mucha razón, que para asimilar mejor lo ajeno, primero había que vivir a conciencia lo propio. Pues bien charlábamos ese día de las excelencias de nuestra gastronomía y empezamos a contar cual era el plato favorito de cada uno y en qué sitio lo habíamos tomado mejor.

Cuando llegó mi turno, me apresuré a decir que jamás había comido menestra, caracoles y cangrejos de río tan exquisitos preparados como en mi tierra.¿Palencia? – preguntó mi amigo – Te confesaré que tan sólo conozco de paso la capital . ¿Realmente tiene algo que merezca la pena visitar?.

No quiero aburrir al lector, pero dediqué buena parte de la velada a ilustrar con todo detalle la riqueza histórica, artística, cultural y social del patrimonio palentino. A los dos o tres meses, recibí una llamada de mi amigo. ¿Sabes Claudio...? He hecho mi viaje siguiendo tu sugerencia y tenias razón. Lo que no comprendo es por qué no lanzais todas esas maravillas a los cuatro vientos.

No era la primera vez que oía algo así. De hecho, me ha sucedido con mucha frecuencia encontrar gentes que jamás se habían acercado a Palencia, ni siquiera suponían que una de las provincias que más tesoros alberga en su interior y, al descubrirlo, se han convertido en sus fieles admiradores.

Pero no nos engañemos. Pensar que nuestra oferta va a disfrutar de la adecuada demanda basándonos sólo en el “boca a boca” es, cuando menos, algo ingenuo y, no porque la fórmula no sea válida, sino porque no se adapta al ritmo que requiere la sociedad actual. Hoy aceptamos mal cuanto no llega canalizado mediante la oportuna combinación de interés, eficacia, atractivo y calidad, quizá porque la vorágine del día a día nos roba el tiempo necesario para planificar a medida nuestros momentos de cultura y ocio

Es innegable que Palencia ha vivido las últimas décadas un tanto enclaustrada en sus propias limitaciones, como temerosa de luchar por aquello a lo que tiene un derecho al menos tan evidente y contrastado como el que abanderan muchos otros pueblos. Pero esto no siempre ha sido así. Somos herederos de muchos momentos gloriosos para nuestra historia y para la de España. Desde aquellos lejanos antepasados, los vacceos, que resistieron los sucesivos intentos de conquista de los romanos durante más de medio siglo, la idiosingracia palentina se ha ido formando a fuerza de luchar contra todo tipo de adversidades. La misma tierra sólo ha sido generosa tras una severa tarea de acondicionamiento en un perfil por naturaleza rebelde. El primitivo comercio de cobre y estaño se fue transformando paulatinamente en agrícola y ganadero y ya a finales del siglo pasado, se incorporan las explotaciones mineras como parte importante de su economía. Este sector, tras varias décadas de esplendor y aliento para la zona, se encuentra hoy en una crisis tan profunda que incluso puede llegar a su desaparición.

La población, superado un primer estadio d carácter nómada, se ha visto diezmada con demasiada frecuencia, aunque nunca lo suficiente como para no renacer con fuerza de sus propias cenizas.

A pesar de ello, ha podido presumir de ser una de las zonas más importantes de Castilla. Si nos remitimos al medievo, Palencia fue una ciudad de primer orden en la consideración real y eclesiástica. En ella se celebraron Concilios en 1113 y 1129 y Corte en seis ocasiones, siendo la más relevante la designación de María de Molina como regente de Castilla. No obstante, quizás lo más significativo del nivel que gozaban sus habitantes, fue la creación en 1208 del denominado Estudio General de Palencia por el obispo de la ciudad, Tello Téllez de Meneses, reinando Alfonso VIII. Llamo la atención sobre el hecho de que se trata no sólo del primer centro universitario español, sino uno de los primeros europeos junto con Oxford, Cambridge, París, Bolonia, Salerno, Regio y Vicenza. A pesar de su pronta desaparición motivada por numerosas circunstancias de complejo análisis y salpicadas de leyendas, lo cierto es que su existencia nos confirma una actividad de sustrato vivo y notable. No debemos olvidar que la comarca palentina ha sido cruce de caminos importantísimo: al margen del Camino de Santiago, que la atraviesa de Este a Oeste, el territorio es la salida natural de Castilla hacia el Cantábrico.

Tal pulular de gentes trae también como consecuencia un sinfín de manifestaciones artísticas derivadas de los asentamientos urbanos. Basta citar el conjunto de monumento que forman el románico palentino. Casi un centenar de iglesias, ermitas, monasterios y colegiatas  en otras tantas poblaciones, configuran uno de los patrimonios históricos-artísticos más abundantes e impresionantes de nuestras fronteras. Nombres como el de Frómista, Carrión de los Condes, Paredes de Nava, San Andrés del Arroyo, Amusco, Moares de Ojeda, Barrio de Santa María, Aguilar de Caompoo y San Salvador de Cantamuda, figuran con letras de oro en la historia universal.

Y, frente a la fecundidad de un periodo, la yerma de otro. A partir del siglo XVI Palencia inicia un largo proceso de decadencia económica que afectaría profundamente a su sociedad. Interrumpido en el siglo XIX , heredamos hoy una suerte de atonía sobre la que es preciso reflexionar con rigor. Creo que la actual coyuntura nos obliga a planificar un futuro encarado con el optimismo de sabernos poseedores de un pasado que podemos mostrar al mundo con orgullo. Observo a mi alrededor una sensibilización propicia para emprender la tarea, aún a pesar de su gran envergadura. Y aquí las instituciones tienen mucho que decir. Como depositarias de la administración y custodia de nuestros bienes, son, en un principio, las únicas capacitadas para sembrar ese campo con eficacia.

Abrir  sus archivos a la investigación, dar a conocer la región con amplias campañas promocionales que abarquen todos los ámbitos y, sobre todo, reactivar sus actividades educativas y culturales, son ejemplo de medidas que sentarían las bases para la implicación sustancial de los ciudadanos y con ella, de una participación del tejido empresarial una vez asumido su papel de ser a la par beneficiarios y benefactores del mismo proceso. Y su he abundado en anteriores oportunidades de esta teoría, es porque entiendo que la cultura y la economía forman un tandem de inigualables resultados para el proceso social. La Historia, testigo de referencia incuestionable, está llena de ejemplos que avalan dicha tesis. En realida, vivimos en un mundo lleno de círculos que en determinados momentos se abren y se cierran para dar paso o salida a otros anteriores. Palencia tiene que abrir ahora uno de sus círculos. Como decía al principio, ya no son tiempos de “boca a boca”. Madrid, 7 mayo 1982

PRÓLOGO AL LIBRO “OBRA MUSICAL PALENTINA del maestro GUZMÁN RICIS”

Acto de presentación de los discos y del libro, organizado por la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Palencia,en el centenario de su nacimiento – Palencia  1981

Prólogo

               

Circunstancias  muy  especiales son las que en esta  ocasión nos  llevan a prologar el presente libro, dedicado a la obra

 ( una parte de ella para ser más exactos) del maestro Antonio Guzmán Ricis, un músico que logró avivar las raíces de nuestra cultura. Ve la luz esta edición casi cuarenta años después de su muerte y lo hace bajo los auspicios de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Palencia. En verdad nos parece tarde, excesivamente tarde, pero al no haber estado en nuestras manos la corrección de los hechos, limitémonos a dar fe y las gracias a la Caja.

Allá por los años cincuenta llegó a Guardo (Palencia) don Luis guzmán Rubio, por deseo expreso del alcalde del ayuntamiento, don Agustín Monje. La finalidad para la que fue instado era muy determinada: reorganizar su Banda Municipal y crea la Academia de Música, indudable e imprescindible vivero de estudiantes que, previa la oportuna formación, pasaban a conformar lo que más tarde sería su nueva Banda Municipal  de Música, de la cual yo mismo formé parte. En este sentido y sin más dilaciones, diré que nací en Muñeca de la Peña (hoy barrio de Guardo) y que el maestro Guzmán Rubio, hijo de don Antonio Guzmán Ricis, fue uno de mis primeros profesores. Ello atestigua los vínculos entrañables y profundos que me unen a la familia Guzmán Rubio, con los que me siento sumamente honrado.

 

Músicas populares

 

Nos recuerda este título que en fechas recientes, con motivo de una intervención pública, hicimos una serie de afirmaciones que consideramos de cierta utilidad en relación al tema que nos ocupa. Más o menos dijimos así:

                               Que la música está dentro de los seres humanos.

                               Que aflora en nosotros con total espontaneidad.

Que una y otra vez hemos hecho uso de ella, con absoluta inconsciencia, para evocar manifestaciones de toda índole, ya fuese a nivel individual, ya colectivo.

Partiendo de esta base queremos profundizar en esa fuente o fuentes que de ordinario conocemos con el nombre de folklore, palabra de origen inglés, folk-lore, de Folk., gente, pueblo, y lore, enseñanza, conocimiento y cuya aceptación más común es: saber popular. A propósito citaremos una significativa frase del insigne director de orquesta Wilelm Furtwängler, reza como sigue:

Nunca existió una música verdaderamente grande que no estuviese, en algún modo, ligada al pueblo.

 Y bien, si antes afirmábamos que la música está dentro de los seres humanos, resulta obvio que el origen de la música popular es el mismo del ser humano: con él nace, con él vive y con él evoluciona. Solo que como es natural no todas las personas estamos dotadas para hacer las mismas cosas. De ahí el que para unos resulte más sencillo combinar sonidos, cantar; otros por el contrario, se sentirán más cómodos bailando, danzando, y a lo mejor hay unos terceros que se sienten como en su propia casa cuando hacen uso del lenguaje hablado, cuando juegan con las palabras, creando, diríamos, eso que hoy llamamos poesía. Todo ello nos invita a creer, a constatar incluso el hecho de que siempre hubo creadores y de que estos anónimos creadores eran los que probablemente exponían al resto de la comunidad, sus emociones, sus ideas, sus sentimientos.., intentando, pensamos que todos los medios a su alcance, un establecimiento de comunicación, de participación entre ellos y las personas receptoras de sus mensajes. Mensajes que no siempre el pueblo hacía suyos, bien porque no se acercaban a su manera de sentir, bien porque no reflejaban sus aspiraciones o que no hablaban su propia lengua; pero cuando lo hacía, los alumbramientos habidos se transmitían, en general, de generación en generación, creando lo que en estos momentos conocemos como danzas y cantos del pueblo. Sin olvidar que es la persona, en singular, la que en verdad crea; el pueblo recibe, asimila y transforma, ofreciéndonos aquello que ha transformado.

Con frecuencia se ha dicho que el pueblo no es pintor, ni arquitecto, ni escultor, pero en cambio sí que es músico. A tal fin se ha explicitado que cualquier pastor, cualquier hortelano o cualquier labrador han podido ser inventores de canciones; personalmente así lo creemos puesto que ya afirmamos antes que la música estaba dentro de los seres humanos.

 

Fuentes de documentación

 

Los españoles, por fortuna, poseemos una de las más preciadas fuentes de documentación; nos estamos refiriendo a la colección de “Las Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio”. El fue un profundo investigador. Sus extraordinarias actividades abarcaron por igual a las ciencias y a las artes. Su obra maestra fue, sin error posible, esta colección. De este espléndido tesoro de la música del siglo XIII se conservan tres manuscritos, aunque el más completo es el ejemplar que se encuentran en El Escorial, auténtica maravilla, compuesto por 417 cantigas y 1.200 miniaturas. En expresión del docto musicólogo Mons. Higinio Anglés, el repertorio de las cantigas se halla compuesto de tres clases de melodías: gregorianas o semigregorianas, inspiradas en el canto litúrgico de la Iglesia; genuinamente populares o semipopulares, inspiradas en el canto popular y que son las más interesantes, y las compuestas especialmente por el mismo rey y sus colaboradores, siguiendo los moldes y gustos de la época. Quiere ello significar que, si bien las cantigas llevan el nombre del Rey Sabio, no son debidas a su estro personal, sino que se trata más bien de una recopilación de canciones, compuestas o recogidas por diversos autores, entre los  que  tal vez se  encontrase el propio soberano;  en  este punto resultan  coincidentes las  opiniones de cuantos  musicólogo conocemos. De todas formas estos manuscritos no son los únicos, hay otros, entre ellos el “Código de Azaga” que data del siglo VII. En él se conservan también cantos profanos que pueden considerarse como los más antiguos de Europa.

 

El folklorista ideal

 

Para nosotros el investigador debe ser: psicólogo, etnólogo, lingüista y obviamente, músico. Reconocemos que no es sencillo encontrar la persona que posea cuanto hemos enumerado, pero es indudable que deberá comenzar por establecer contactos continuos con el pueblo, con los hombres y mujeres que cantarán y danzarán para él y que van a ser artífices de su trabajo. Según algunos estudiosos no siempre resulta fácil la consecución de este tipo de colaboraciones y menos aún la del ambiente deseado. Sucede a menudo que estos hombres y mujeres, deseosos a veces de relatar cuanto saben, a la hora de dictar no han sabido sino cantar algunas tonadas que ellas o ellos recogieron, no se sabe donde ni como, y que tal vez podrían ser patrimonio de otros lugares, próximos o lejanos. Ahora bien, si el investigador conoce las costumbres, los orígenes.., podrá discenir entre lo real, lo menos real y lo absolutamente falso. De otra parte, el folklorista deberá esforzarse en liberar a la melodía popular de posibles desviaciones, tomando buena nota de cuantas variantes, rítmicas o melódicas, surjan en el transcurso de las interpretaciones. No se olvide, ocurre con frecuencia, que cuando el musicólogo solicita de la persona que acaba de dictar una nueva repetición, ésta ya no se produce con idéntico rigor, al contrario, suelen producirse ligeras diferencias. Incluso se dará el caso de verdaderas confusiones entre las canciones de otros tiempos (sobremanera, en determinados giros melódicos) y aquellas más recientes. Pero estos no es todo, en la mente del investigador deberán estar presentes los momentos oportunos en base a los acontecimientos que inducen a las gentes de los pueblos a cantar. De hecho el canto siempre tenia (todavía tiene) una profunda significación, algo semejante a un rito; no se escuchaba una canción de Navidad en pleno verano o un canto de vendimia en una celebración nupcial. Cierto que hoy se ha perdido un poco la habitualidad de estas manifestaciones, sin embargo, tampoco sería correcto pensar que todo ha muerto, simplemente consideramos que es más dificultoso. Hasta aquí nuestro pensamiento, nuestras intuiciones en materia de folklore musical, conceptos que nos guían hacia el camino del protagonista de este prólogo, y lo hacemos a través de unas frases del pianista y compositor ruso Alexandre Nikolaievich Tcherepnine; conozcamos sus expresiones:

 El folklore es para el compositor lo que la anatomía es para el pintor. En Leonardo da Vinci, Michelangelo,  el estudio del cuerpo humano alcanza la espiritualidad. El carácter esencial del folklore es el de ser un material eterno, capaz de sobrevivir a toda transformación.

Hemos llegado a esta cita, a estas palabras de Tcherepnine, al haber comprobado las similitudes, la semejanza de criterios entre las del compositor ruso y las de nuestro personaje, don Antonio Guzmán Ricis. Y ya que nos hallamos, de algún modo, dentro del mundo de las curiosidades, véase el contenido de unos versos dirigidos a Palencia de hace cuarenta años, escritos por el poeta palentino Gabino A. Carriedo y que versan sobre el investigador, el folklorista Guzmán Ricis, dicen así:

                                              

No tendrías tu folklore

                Si Guzmán no te lo diera;

                Si Ricis no levantara

                Tu viejo espíritu en siesta.

 

Estos versos nos hacen pensar que fue Guzmán Ricis y no otro, el primer investigador que se acercó a las fuentes populares palentinas; al parecer se había hecho muy poco, tal vez nada, a este respecto. Por el libro que ahora se edita, dedicado en su mayor parte al caudal folklórico palentino, vemos cómo don Antonio  poseía grandes virtudes para la ciencia de la investigación. Se puso de relieve, a raíz del premio que le fue concedido por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el ardimiento que el malogrado maestro Guzmán Ricis (hacia solamente unos meses de su muerte), había puesto en los orígenes folklóricos de nuestra provincia francamente elogiosa, máxime cuando, como en este caso, esos caudales dormían, sesteaban, a decir de los versos de Gabino A. Carriedo. Si a todo ello le agregamos la competencia, el entusiasmo, la tenacidad que Guzmán imprimía a estos preciadísimos trabajos, comprobamos con cierta tristeza que Palencia no supo, o no quiso ver el significado de aportación que día a día les mostraba el director de su Coral, de su Banda de Música y de su Academia de Música. Al exponer las cualidades del folklorista ideal, dejamos clara la conveniencia de que fuese conocedor de los principios étnicos tanto de los pueblos como de sus tonadas y danzas. Pues bien, entresacaremos algunas de estas tonadas con descripciones del propio maestro Ricis, ellas nos darán la claridad suficiente sobre su manera de adentrarse en los manantiales.

 

Ejemplos: 

1- ¿DÓNDE VAS A POR AGUA...?  

Anochecer en el pueblo... En el horizonte de montañas se desploman las últimas luces de la tarde... Las mozas acuden a la fuente entre un coro de risas juveniles y encendidos requiebros. Las palabras y los cantares en el mágico crepúsculo primaveral inician un diálogo ingenuo:

                          

¿Dónde vas a por agua querer sabía...?

¿Dónde vas a por agua?

Voy a la ría...

Con disculpa del agua, verte quería...

                                                                                                                                                                -

2- NO QUIERO TUS AVELLANAS   

La romería ha terminado. Cuando la tarde desfallece, en su derrumbar de lirios y brisas perfumadas suena como un lamento desgarrado, el cantar de un coro que expresa el despecho de un amor burlado:                         

“No quiero tus avellanas...”

           

            Las mozas entre risas y mofas, subrayan la copla despechada.

            Tras las cumbres de Brañosera el sol se hunde lentamente, como una roja naranja

 

3- EL TREPELETRE

             Baile de Rueda. Movimiento tipo jota.

En el centro de la rueda, un mozo, al cual los bailadores del corro cantan en modo despectivo, él también cantando se ha de inclinar por una moza, la cual sacará al decir: 

“Allá majo...”  Bailará con ella hasta “buscar otra”.., momento en el cual el corro se interpone y los separa.

 

Nueva tonada, nuevo mozo y moza.

El Trepeletré es saltar y brincar sin caer

El Trepeletré es el baile que en Lores bailé

Vista la elocuencia de las exposiciones precedentes, no queremos pasar por alto otros ejemplos que explicitan algunos de los puntos ya tratados en este prólogo

 

4- LOS MOLINILLOS DE DON PEDRO      

5- LOS PAJARILLOS                                       

6- LA MOZUELA DE CAMASOBRES         

7- UNA PIEDRA TIRE A UN POZO              

8- EL BARRIO ARRIBA                                 

9- POR DECIR VIVA SAN ROQUE              

 

Al analizar la cabecera de la tonada “Los molinillos de don Pedro”, nos percatamos de que el tema está conformado por dos frases de cuatro compases, y al compararla con “Los pajarillos” apreciamos que se trata del mismo tema del mismo tema con una ligera variante en los cuatro últimos compases y en la parte melódica, pero no así en la rítmica. Naturalmente, después de esta cabecera cada una de las canciones se desenvuelve por otros derroteros,. Y decimos naturalmente, porque ocurre con alguna frecuencia que las personas que cantan para el investigador suelen incluir pequeños retoques de su cosecha particular, o lo que es lo mismo, practican eso que en el lenguaje musical denominamos: variaciones sobre un mismo tema. Esto nos conduce a un posible falseamiento de aquello que consideramos raíces del pueblo. Algo similar sucede con las canciones “La mozuela de Camasobres” y “Una piedra tiré a un pozo”, y en las tituladas “El barrio arriba” y “Por decir viva San Roque”. Deliberadamente hemos sacado a primer plano estas seis tonadas guiados, de una parte, por las explicaciones dadas por don Antonio respecto a las similitudes existentes, y de otra, porque entendimos que se trataba de ejemplos aleccionadores.

Para los estudiosos que deseen acercarse al folklore palentino, para aquellos ciudadanos con inquietudes, para los que ven y creen que la cultura es un bien común que tendría que estar al alcance de todo el mundo, opinamos que quizá la colección de tonadas que se incluyen en este libro, aproximadamente un centenar, puede erigirse en el incitamiento de nuevos hallazgos; nada mejor que el trabajo de las personas para fomentar ese estímulo.

               

La dirección de la Banda Municipal:

 

A esta noble tarea dedicó una buena parte de su vida. Es importante destacar que esta delicada labor implica esfuerzos verdaderamente ímprobos. Imaginemos que cada obra es montada a base de ensayar y ensayar, bien porque los clarinetes no tienen la técnica necesaria para ejecutar aquellas notas escritas en su particella; a lo mejor, éstos la tienen pero los trombones no; o las flautas o los bombardinos o los fliscornos, y así hasta donde se quiera. Además don Antonio pertenecía a esa clase de hombres que enfocan su actividad en múltiples direcciones y es exactamente esa necesidad de hacer la que le lleva a la creación de la Academia Municipal de Música y que él definió del siguiente modo:

“La he creado, comentaba Antonio Guzmán Ricis, no solo para ir nutriendo las diferentes cuerdas de la Banda, sino asimismo con la aspiración de crear un pequeño Conservatorio a fin de que los interesados adquieran enseñanzas de dictado, canto con palabras, piano, instrumentos de arco...” Justo en este preciso instante cabría preguntarse: ¿Qué fue de la Academia?. Todo indica que murió con su fundador para tristeza de muchos palentinos.

Pero no terminan aquí sus aportaciones a la cultura palentina. Pocos años más tarde el maestro Guzmán se hace cargo de un nuevo alumbramiento, el de la Coral Filarmónica Palentina, a la que eleva, tal como hiciera con la Banda Municipal, a niveles interpretativos de evidente significación; así lo confirma los comentarios periodísticos nacidos con ocasión de sus conciertos públicos. Pero no es la brillantez o la creciente resonancia de sus muchos éxitos lo que atrae nuestra atención, nos interesa, muy por encima la difusión de la cultura, y esto es lo que él hizo en cada momento.

Otro de los grandes amores de Antonio Guzmán: la composición. Su catálogo es amplio y variopinto, más o menos, unas 240 obras. Entre ellas: el Poema Sinfónico, el Pasodoble, la Música Coral (basada prácticamente en el folklore palentino), la Zarzuela, etcétera. A pesar de todo, en esta oportunidad nos limitaremos, únicamente , a constatar su existencia.

Llegado es el cierre de estas líneas epilogales y los hacemos con la ilusión de que aquellos palentinos para quienes la cultura es algo más que una palabra, que una mera expresión de circunstancias, piensen que merced a las aportaciones de don Antonio Guzmán Ricis, hoy contamos con caminos abiertos, luces encendidas, que nos invitan a la más viva gratitud. Madrid, 1981

PREGÓN PARA LAS FIESTAS PATRONALES DE SAN ANTONIO, EN GUARDO

Queridos Guardenses. Amigos todos:

Tengo la inmensa alegría de encontrarme hoy entre vosotros como pregonero de las fiestas que cada año celebráis en honor de vuestro patrón San Antonio. Y aunque he dicho “vuestro”, en realidad debería haberle denominado “nuestro”, porque lo cierto es que se trata de un santo al que me encuentro especialmente vinculado y, además, por partida doble.

Como muchos de los aquí presentes sabréis, soy nacido en la vecina localidad de Muñeca de la Peña, hoy un barrio de Guardo, pero por distintas circunstancias personales, familiares e incluso de índole meramente social, me he sentido desde niño estrechamente unido a esta maravillosa ciudad que es Guardo y, por supuesto, a su entrañable festividad, a cuya cita he acudido en no pocas ocasiones. Pero es que también me ha tocado vivir el mismo fervor popular en mi ciudad adoptiva, Madrid, donde cada año los devotos se reunen en torno a la ermita de San Antonio de la Florida en una de las romerías más tradicionales de la capital. Y son precisamente estas dos celebraciones, junto con las que tienen lugar en otros puntos de la geografía española, las que contribuyen a mantener unidos sitios tan distintos y distantes entre sí pero que gozan de un nexo tan poderoso como es el respeto a nuestra herencia social y cultural, sin la cual no se podría haber escrito la Historia. Y ahí Guardo tiene mucho que decir. Desde la antigua Tamaria hasta la actual villa industrial, pasando por la medieval Buardo, los habitantes hemos ido demostrando, generación tras generación, aquellos rasgos que tan fielmente identificaron a los primitivos cántabros: gentes muy sencillas en sus costumbres y modos de vida pero tremendamente valientes en los campos de batalla donde consiguieron forjar un pasado glorioso, repleto no sólo de conquistas, sino también  de defensa de sus territorios, no en vano Guardo ha sido una fortaleza importantísima por su situación estratégica, actuando como auténtica “guardiana” frente a posibles invasiones para penetrar en las poblaciones de las alturas cántabras. Y aunque no  podemos disfrutar de muchas manifestaciones artísticas o arquitectónicas como testigos de antiguas civilizaciones, sí que podemos identificar con claridad las huellas que la Historia ha dejado en el espíritu de sus gentes, constantes en su trabajo e incansables frente al duro sacrificio que supone encarar cada día las difíciles condiciones de vida impuestas por su peculiar paisaje, un paisaje, por otra parte, cargado de una extraordinaria belleza que ha permanecido prácticamente inalterable al paso del tiempo.

Pero también mi experiencia en estas tierra me ha permitido comprobar cómo las adversidades han fomentado en vosotros, guardenses, una camaradería que tiene su más alta manifestación en ocasiones como la que ahora nos ha reunido y a la que acudís, una vez más, dispuestos a compenetrar el fervor religioso con vuestra naturaleza alegre y desinhibida.

Cierto que en estos instantes los guardenses tenemos algunas dificultades, pero si somos conscientes de nuestras cualidades, es decir: de ese espíritu de sacrificio, de camaradería, de esos deseos permanente de superar los obstáculos.., veremos que las posibilidades son amplias y reales y que Guardo puede perfectamente recuperar el brillo que siempre tuvo y el que sin duda tendrá en el futuro. Su personalidad estuvo en todo momento por encima de los problemas y sin lugar a dudas así seguirá.

Y bien, así las cosas, ha llegado el momento, pues, de honrar al santo patrón, y lo haremos como ayer y antes de ayer, con la generosidad, la alegría y la hospitalidad que día a día, año tras año, siglo tras siglo, ha caracterizado a todos los guardenses.. Por tanto llegado es el momento de divertirse con todo lo que ofrecen estas fiestas que desde ahora quedan inauguradas. ¡Viva San Antonio! ¡Viva Guardo! Junio, 1981

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